domingo, 28 de febrero de 2010

CIUDADANOS DE DOS MUNDOS

Por Alberto Vadivia Cier

Filipenses 3:17-4:1

Así como tenemos una ciudadanía terrenal también tenemos una ciudadanía celestial. Nosotros vivimos en esas dos dimensiones, disfrutamos de esos dos aspectos de la existencia, hay que saber vivir en estos dos mundos de tal manera que nos mantengamos en un un sano equilibrio

Lo terrenal hay que disfrutarlo pero no hay que poner nuestro corazón allí. Pablo nos dice que muchas veces vamos a tener la tendencia de vivir solo para nuestros deseos, de tal forma que hacemos de nuestro deseo un dios a quien adoramos. Esta forma de actuar se llama hedonismo (vivir para el placer).
Lo terrenal también nos puede hacer perder el verdadero valor de las cosas, de tal forma que podemos llegar a sentirnos orgullosos de lo que en realidad es nuestra vergüenza (racismo, autosuficiencia, etc.).
Lo terrenal es utilitario pero no sirve para elevar nuestra mente y nuestras almas, no debemos de poner nuestros pensamientos y prioridades en ello.
Muchos creyentes sin proponérselo se comportan como enemigos de la cruz, porque viven solo en el ámbito terrenal, y no siguen el camino de la cruz que siguió Cristo, quien crucifico lo terrenal en él para darnos la salvación.

Lo celestial debe de colmar toda nuestra expectativa. Todos nuestros anhelos y deseos deben de estar dirigido al cielo, nuestra ciudadanía celestial es la que será eterna por lo tanto es allí donde experimentaremos la plena felicidad. Dos cosas deben siempre llenar nuestros pensamientos y corazones, el anhelo de poder encontrarnos con Jesús nuestro salvador y experimentar por siempre su compañía, consuelo y amor. Él es la fuente de nuestra felicidad, y debe ser el objeto de nuestros sueños y deseos.
También debemos de poner nuestra expectativa en la transformación que el Señor operara en nuestra naturaleza humana, de tal manera que recibiremos cuerpos gloriosos y corazones purificados, aptos para vivir eternamente en el reino de los cielos.

Siempre debemos de evaluar nuestro camino y volver a poner nuestra mirada en lo espiritual, disfrutando con moderación el tiempo presente pero poniendo toda nuestra esperanza en el reino de los cielos

jueves, 25 de febrero de 2010

VENCIENDO LA TENTACIÓN

Por Alberto Valdivia Cier

Lucas 4:1-13

Ser tentado significa ser atraído hacia el mal. Debemos de conocer como opera la tentación y cuales son las armas que Dios nos ha dado para vencer. La victoria de Jesús en el desierto sobre la tentación, nos deja muchas enseñanzas que nos pueden ser de gran utilidad cada vez que el diablo intenta atacarnos.

Somos tentados en nuestras debilidades físicas
Nuestra naturaleza pecadora hace que en nosotros haya debilidades físicas como las pasiones, la flojera, la gula, etc. No vivimos solo para alimentar nuestros deseos físicos, sino principalmente para alimentar nuestra alma con la Palabra de Dios. Llenarnos de la Palabra de Dios nos ayuda a doblegar la carne que vive en nosotros

Somos tentados en el orgullo y la avaricia
El diablo nos ofrece poder, riqueza y gloria terrenal pero lo que él busca con eso es que nuestro corazón quede rendido al mundo y de esa manera nos alejemos de Dios
Debemos decidir solo dar a Dios nuestro corazón y adoración, no buscar las riquezas terrenales sino las espirituales

Somos tentados a dudar de las promesas de Dios
El diablo, utilizando un texto bíblico, le pide a Jesús que se tire al vacío para probar si lo que Dios promete es cierto. Lo que el diablo quiere es sembrar dudas de Dios en todos nosotros. No tenemos que poner a prueba a Dios, nosotros debemos creer en él, aún en los momentos en que parece que no nos responde o todo nos sale mal.

La Palabra de Dios, la fe y la oración son armas poderosas que Jesús usó para vencer la tentación. Nosotros debemos también usar estas armas para vencer las artimañas del diablo y afianzarnos en Dios.

LA VERDADERA FELICIDAD

Por Alberto Valdivia

Lucas 6:17-26

Jesús está sanando y liberando a la gente de demonios, todos los buscaban para ser libres de sus males, entonces Jesús aprovecha esta situación para enseñarles acerca de cómo ellos pueden experimentar la verdadera felicidad

La verdadera felicidad no consiste en poseerlo todo. La riqueza terrenal trae una satisfacción momentánea, pero no es la esencia de la felicidad, felices son aquellos que no son dominados por la urgencia de poseer, que pueden tener cosas materiales pero que su corazón no está puesto en ello sino en el reino de Dios.

La verdadera felicidad no consiste en sentirte satisfecho. El hombre busca satisfacer todas sus necesidades, pero eso nunca se logra del todo, siempre hay algo que no tendremos. A pesar de nuestra carestía en alguna área de nuestras vidas, podemos experimentar la felicidad, pues Dios siempre sabrá suplir o compensar nuestras necesidades.

La verdadera felicidad no consiste en no tener dolor. Los seres humanos quisiéramos nunca llorar y solo reír, sin embargo a todos nos tiene que tocar una porción de sufrimiento, el sufrimiento purifica y perfecciona nuestras vidas, y nos permite buscar y encontrar el consuelo de Dios.

La verdadera felicidad no consiste en ser aceptados por los demás. La gente busca los aplausos de los hombres, quieren agradar a los demás, por eso acomodan su conducta a la exigencia del grupo. Nosotros los cristianos en cambio buscamos agradar a Dios, por eso muchas veces estamos en contra de la corriente, nuestra ética no es agradable para muchos y eso genera antipatía contra nosotros. Recuerden que estamos en el mundo pero no somos del mundo, agradamos a Dios y no al hombre.

LA PESCA ESPIRITUAL

Por Alberto Valdivia Cier
Lucas 5:1-11

Jesús llama a Pedro a ser un “pescador de hombres”. Utiliza la profesión de pescador que tenia el apóstol para compararlo con la tarea espiritual que él tenía que cumplir. En este milagro de Jesús se nos revela importantes principios sobre la pesca espiritual.
Pescar suele ser difícil y puede generar desánimo. El apóstol y sus amigos estuvieron trabajando toda la noche y no lograron pescar nada, eso los desanimo. La pesca espiritual es también difícil, tiene sus momentos de altibajos, la gente endurece su corazón y se alejan de Dios y es difícil atraerlos al evangelio. Debemos de confiar en el Señor y persistir en la tarea. Para pescar con éxito es necesario la acción de Dios. Jesús ayuda a los pescadores a encontrar los peces. De igual manera en el ámbito espiritual Jesús nos guiará a encontrar las personas preparadas para recibir el evangelio, nuestra tarea es “echar la red en su nombre”, para ello debemos de crear oportunidades para la evangelización, el Señor hará lo demás. Debemos creer que el Señor actuará en su tiempo.
Para pescar con éxito es necesario que todos colaboren. Noten que es necesario que muchos puedan ayudar a sacar los peces. La pesca espiritual no es una tarea de uno, sino de todos, por lo tanto debemos de involucrarnos de alguna manera en la evangelización. Invitar personas, repartir folletos, compartir el evangelio, orar por los incrédulos, hay muchas cosas por hacer.
Para pescar con éxito es necesario entregarnos al Señor. Pedro cayo de rodillas ante el Señor y confeso sus pecados. Para cumplir la misión cristiana es necesario entregar más de nuestras vidas a Dios. Él nos usará más en la medida que tenga más de nosotros. Sin embargo, la entrega no solo puede ser espiritual, es necesario que también entreguemos nuestro tiempo y dedicación para él. Pedro y los demás discípulos no solo cayeron de rodillas, también dejaron todo y le siguieron. Que Dios y su obra sea una prioridad en nuestras vidas.

Que el Señor nos ayude a tener una gran “pesca espiritual” para la gloria suya. Amén