lunes, 3 de septiembre de 2007

CRISTO NOS HACE LIBRES

Por Alberto Valdivia

La libertad es lo que las personas más anhelan en la vida, todos deseamos ser libres de las presiones, la intolerancia, las normas tradicionales. Pero sobretodo los jóvenes desean ser libres de la protección, las reglas y las cosas anticuadas que imponen los adultos. Todos de alguna manera buscamos la manera de vivir en libertad y romper con todas estas cosas.
Creemos que la libertad la encontramos rompiendo con las ideas anticuadas y entregándonos sin limite alguno al placer y al deseo, cuando lo hacemos sentimos que hemos roto con "ataduras", "prejuicios" y demás tonterías que lo único que hace es limitarnos.
Pero pronto nos damos cuenta que nuestra supuesta libertad no produce los efectos esperados, rápidamente la emoción por haber roto con todas las ideas tradicionales se esfuma y nos acostumbramos a nuestra nueva forma de vida, sin embargo tampoco encontramos satisfacción y paz al vivir así, ya no hago lo que la moral o la religión impone sino lo que me da la gana, sin embargo tampoco soy feliz, me siento tan vacío y esclavo como antes ¿Qué ha pasado?
Hemos entrado a otro tipo de esclavitud aún peor, la esclavitud de la sensualidad, la carnalidad; entregarnos a los placeres y los deseo esclaviza nuestro corazón. Ahora nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros sentidos solo buscan experimentar lo que el mundo ofrece, y eso nos esclaviza. En realidad lo único que hemos hecho es cambiar de amo
Entonces ¿Dónde podemos encontrar la verdadera libertad?
Jesús dijo: "El que hace pecado esclavo es del pecado… así que si el hijo os libertaré seréis verdaderamente libre" (Juan 8:34-36).
La esclavitud está en el corazón, si cambias tu forma de vida y no cambia tu corazón nunca serás libre de verdad.
Un ratón tenía miedo de todo, era un cobarde, entonces le pide a Dios que lo traslade a una casa con luz y aire y ya no en su hueco oscuro, Dios cumple su deseo y lo lleva a una hermosa casa, pero cuando está en ese lugar nuevamente su corazón se llena de temor pues se encuentra con un gato feroz, entonces desea volverse un gato y así perder su miedo, Dios cumple su deseo y se vuelve un gato, pero pronto se encontró con un perro y volvió a tener temor, entonces deseo ser un perro, y Dios lo volvió a conceder su deseo, pero pronto siendo ya un perro se encontró con un tigre y volvió a pedirle a Dios que lo convierta en un tigre, pero esta vez su deseo no se cumplió, Dios lo miró fijamente a los ojos y volvió a convertirlo en un ratón, entonces muy molesto y alzando la voz reclamo al cielo diciendo ¿Por qué no me has escuchado?, Y Dios le contestó: Aunque cambie tus circunstancias, aunque cambie tu apariencia, tu siempre serás un ratón.
Es nuestro corazón el que tiene que cambiar para que podamos verdaderamente ser libres, y el único que puede hacerlo es Dios. Pruébalo y verás