miércoles, 8 de diciembre de 2010

LUCHANDO CONTRA EL RENCOR


Texto: Filemón 1-20

El perdón es uno de los bienes más valiosos que podemos adquirir en la vida, perdonar nos enriquece, libera nuestras almas de muchos males y produce espiritualidad y santidad.

El fruto más perfecto del amor es el perdón (v.1-7). Filemón era un hombre que tenía mucho amor hacia Dios y hacia los demás, su amor animaba y estimulaba a todos, sin embargo era necesario que ese amor se manifestara en un grado mayor, perdonando a su esclavo Onésimo, quien había huido de su casa, llevándose dinero. No basta con amar a los que nos aman, debemos de amar aún a los que nos hacen daño. Para perdonar es necesario creer que el mal recibido ha producido un bien (v.8-16). Pablo trata de ayudar a Filemón a tener una mirada positiva de la situación, le hace ver que Onésimo se ha convertido a Cristo y que ahora es una persona útil, y que quizás para eso Dios permitió que él sufriera ese mal. Le hace ver que Dios desea que lo perdone y lo reciba nuevamente. Debemos creer que hay un bien detrás de todo mal y por lo tanto no es correcto guardar rencor por aquello que Dios ha usado para hacer su voluntad (ejemplo de José y sus hermanos). Para perdonar es necesario recordar que nosotros tampoco somos perfectos (v. 17-19). Pablo le recuerda a Filemón que él también era deudor, que le debía muchos favores, y que por lo tanto debía perdonar a Onésimo, y en todo caso, si este le tenía alguna deuda que se lo cobre a él, que lo ponga a su cuenta. Nadie es libre de culpa, una ha necesitado ser perdonado y ayudado por otros, debemos de hacer lo mismo por aquellos que nos han defraudado. El perdón produce alegría (v.20). Pablo declara que el perdón de Filemón le iba a producir mucha alegría. El perdonar genera paz y alegría a todos, al que perdona, a quien recibe el perdón y a la comunidad entera. Perdonar es la mejor forma de convertirnos en instrumentos de paz y amor. Ánimo, siempre es posible perdonar, no con nuestras fuerzas sino con las de Dios.

miércoles, 21 de julio de 2010

LIBRES PARA SER HIJOS DE DIOS

Por Alberto Valdivia
Sermón Dominical

Texto: Gálatas 3:23-4:7


El tipo de relación que Dios ha diseñado con nosotros es la de Padre e hijo. Somos para Él más que criaturas o más que amigos, mantenemos un vínculo familiar profundo. Dios desea tratarnos como hijos y herederos de sus riquezas. Veamos como podemos disfrutar de este privilegio.

La ley es un tutor que solo nos impulsa hacia Dios (v.23-25). En esa época a los hijos de los reyes los educaban los tutores, ellos estaban sujetos a estas personas, tenían que aprender de ellos como comportarse como hijos del rey. La ley ha sido para nosotros como un tutor que nos ha enseñado como agradar a Dios, pero no nos ha dado una relación con Él. Nos ha mostrado nuestras incapacidades y debilidades, pero no nos ha transformado en hijos. La ley nos esclavizaba a normas, mortificaba nuestra existencia pero no nos unía a Dios

La fe es la que nos une a Dios como hijos por medio de Jesús (v.26-27; 4:4,5). Cuando creemos es cuando nos unimos a Dios como hijos, tomamos la naturaleza de Cristo, somos revestidos de su presencia y en Él somos adoptados como hijos de Dios. Jesús vino a la tierra para rescatarnos del pecado y de la ley que nos esclavizaba, para comprarnos con su muerte y convertirnos de esa manera en hijos de Dios. El bautismo es el medio que trae a nosotros esa gracia, pero solo cuando creemos es cuando se hace efectiva y real en nuestras vidas.

Gracias a Cristo disfrutamos las bendiciones de ser hijo de Dios (v.28-29; 4:6-7). Se ha roto toda diferencia social, racial o de género gracias a nuestra unión con Cristo, somos descendientes espirituales de Abraham, y las promesas hechas a él ahora nos alcanzan a nosotros también, hemos sido librados de la ley, ya nos son las normas las que nos une a Dios sino la fe en Cristo. El Espíritu Santo mora en nuestros corazones, nos transforma y nos guía, ahora mantenemos una relación de hijo con Dios, podemos decirle: “Papito”, somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, estamos llenos de las bendiciones de Dios

Ahora, gracias a Jesús, somos hijos de Dios, y por lo tanto somos heredero de todas sus bendiciones. La ley no nos ha llevadoa esta relación de intimidad sino la gracia, y hemos entrado a ella por medio de la fe en Jesús. Gocémonos por esta libertad que hemos recibido, y por este privilegio de ser parte de la familia de Dios, como hijos suyos.

viernes, 18 de junio de 2010

LIBRES DE LA LEY

Por Alberto Valdivia
Sermón dominical

Texto: Gálatas 2:11-21


La ley es el conjunto de mandamientos, normas morales y ceremonias dadas por Dios para el pueblo de Israel con el propósito de que puedan cumplirlas, y de esa manera alcanzar la salvación. Sin embargo, este objetivo no se cumple en el hombre, por los siguientes motivos:

Tratar de cumplir la ley puede producir hipocresía (v.11-14). Pedro y otros discípulos trataron de agradar a quienes buscaban salvarse a sí mismo cumpliendo la ley. Pablo les muestra su error, les hace ver como al tratar de cumplir la ley lo único que producen es hipocresía, ya que al no poder cumplirla terminan creando una apariencia de pureza que no es genuina

La ley no puede salvarnos ni transformarnos (v.15-16). La ley es perfecta pero el hombre es pecador, incapaz de cumplirla y hacer lo bueno, por ello la ley no logra salvar al hombre, no porque no pueda hacerlo sino porque nosotros no podemos cumplirla. Jesús es el único que cumplió íntegramente la ley, demostrando que la ley es eficaz cuando hay santidad

La ley hace que quede en evidencia nuestro pecado (v.17). La ley nos hace concientes de lo que es malo y al tratar de huir del mal y no poder hacerlo, terminamos dándonos cuenta cuan pecadores somos; pero a la vez, la ley declara la condenación que opera en contra de quienes hacen lo malo, y al no poder evitar el mal en nosotros, esa ley termina condenándonos.

La ley no nos libera del pecado, solo la gracia que viene por Jesús (18-21). Jesús al cumplir la ley, no solo nos dejó ejemplo, sino que transfirió su justicia a nosotros cuando creímos y nos unimos a él (2Corintios 5:21), y gracias a esa justicia, Dios derramó en nosotros su gracia, la cual nos perdona y libera. También al morir en la cruz, Jesús llevó la maldición de la ley que nos correspondía llevar, librándonos de la condenación (Gálatas 3:13). La salvación viene al unirnos a Cristo por la fe, al morir al pecado y a la ley, y al entregar nuestras vidas a él.

Volver al sistema de la ley es edificar aquello que Cristo destruyo y rechazar la gracia.
Esto no significa que nosotros vivimos como mejor nos parezca, sin cumplir ningun norma, la ley que cumple hoy el cristiano es la ley del amor (Gálatas 6:2), la cual es la expresión de nuestra fe.

Los mandamientos del Antiguo Testamento son vigentes en la medida que son coincidentes con el evangelio de la gracia que se nos revela en el Nuevo Testamento, pero no cumplimos esos mandamientos como quien cumple una regla, sino por amor y con amor, que es la ley y nuevo mandamiento que Cristo nos dejó (Juan 13:34), además los cumplimos como expresión de nuestra fe y entrega a Dios, no como un medio de salvación.

Los cristianos no estamos bajo el sistema de la ley, sino bajo la gracia, pero la expresión de esa gracia que actua en nosotros consiete en agradar a Dios mostrando en nuestras vidas una conducta que este conforme a sus mandamientos. Cumplimos los mandamientos porque tenemos a Dios en nuestras vidas, y el amor que él ha derramado en nosotros nos impulsa a amarlo y amar a los demás, y eso siempre se mostrara en una conducta acorde con sus mandatos.

viernes, 11 de junio de 2010

LIBRES DE TRADICIONES HUMANAS

Por Alberto Valdivia Cier
Sermón dominical

Texto: Gálatas 1:11-24














Tradiciones son costumbres o creencias que un grupo humano practica de generación en generación. Por medio de ellas desarrollamos una identidad y una escala de valores como sociedad humana. Lo negativo de las tradiciones es que nos esclaviza a costumbres humanas, que por más buenas que sean, no representan la verdad, sino que muchas veces la obstaculiza.

El evangelio no es tradición de hombre sino revelación de Dios (v.11, 12). El evangelio no son creencias o ideas humanas sino el mismo pensamiento de Dios, debemos de recibirlo como tal. No es una ideologia o una tradición humana sino principios que viene directamente del cielo. Además, el evangelio no es solo una idea, es principalmente una experiencia (Pablo primero experimentó a Jesús, luego razonó el mensaje del evangelio). Recibir el evangelio es recibir a Jesús en nuestras vidas para luego comprender su mensaje. A esto Pablo le llama revelación. Revelación es el acto por el cual Jesús se muestra a nosotros, tocando nuestro corazón y mostrandonos la verdad, en cambio las tradiciones son solo costumbres humanas

El evangelio nos libera del fanatismo de las tradiciones (v.13, 14). Las tradiciones nos hacen pensar que nuestras creencias son las correctas y las de los demás están equivocadas, genera pugna y el deseo de imponer y defender nuestras ideas, y eso nos esclaviza. El evangelio no es una tradición, no debemos de imponerla ni humillar a los demás a través de ella, la proclamamos y dejamos que ella misma ilumine. El evangelio nos libera de la esclavitud del fanatismo y la intolerancia, nos lleva más bien a amar a los demás; es gracia pura, que busca unir a los hombres

El evangelio transforma, las tradiciones no cambian a nadie (v.15-24). Pablo no vio a ningún apóstol, por lo tanto no podemos decir que fue “manipulado” o “convertido” por alguien, fue el propio Cristo quien le habló al corazón y genero la transformación. El evangelio cambia el corazón, hace que dejemos el mal camino, pero no lo hace a la fuerza, toca nuestra conciencia y libremente lo aceptamos. La tradición se impone, no llega al alma, no cambia desde dentro, solo trabaja la apariencia. No hagamos del evangelio una tradición, dejemos que actúe libremente

viernes, 4 de junio de 2010

SERIE DE MENSAJES JUNIO - JULIO

LIBRES EN JESÚS
La libertad cristiana
(Reflexiones en la carta a Los Gálatas)

Libres de tradiciones humana – Domingo 13 Junio
Libres de la ley – Domingo 20 Junio
Libres para ser hijos de Dios-
Domingo 27 Junio
Libres para hacer el bien-
Domingo 4 de Julio
Libres de las apariencias - Domingo 11 Julio

NO SE LO PIERDAN

sábado, 22 de mayo de 2010

ESPERAMOS LA VENIDA DEL REY

Por Alberto Valdivia
Sermón dominical

Texto: Apocalipsis 22:12-21

“Cristo nuestro Rey viene pronto”, esta es una expresión que alienta nuestra esperanza y nuestra convicción en la venida de Cristo, pero no es un anuncio de una venida inmediata (hace dos mil años los cristianos creemos que Cristo viene pronto). No sabemos cuando vendrá, pero si sabemos que cuando Él venga debemos de estar preparados. Veamos cómo debemos de prepararnos para recibir a nuestro Rey

Hay que estar listo para recibir la paga de Cristo. Jesús vendrá a darnos lo que merecemos, si hacemos lo bueno bendición, y si hacemos lo malo reprensión. La mejor forma de esperar su venida es teniendo una vida pura y limpia para Él. No es miedo lo que Dios desea infundir con esta advertencia sino compromiso con el bien

Hay que limpiarnos de todo lo malo. La magia y el esoterismo, la inmoralidad sexual, el asesinato, la idolatría, la mentira, etc., son prácticas que debemos de dejar como parte de este proceso de purificación. Purificarnos no solo consiste es pedir perdón sino en dejar el mal. El caer en estas cosas por debilidad y arrepentirte luego y dejar de practicarlas no te condena, el problema está en practicarlo como un estilo de vida sin el menor remordimiento.

Hay que desear su venida. Noten que toda la iglesia (la novia) debe prepararse para su venida, no solo los creyentes individuales sino la comunidad entera. La mejor forma de esperar la venida de Cristo es manteniendo los lazos de unidad y amor en nuestra comunidad y eso no lo podemos lograr si es que no “bebemos” del agua de vida que el Espíritu Santo nos ofrece, pues es el Espíritu santo el que crea comunión entre los creyentes

Hay que guardar la Palabra tal como la hemos recibido. Apocalipsis termina advirtiéndonos que no debemos de corromper la Palabra de Dios, agregando o quitando cosas de ella. Hay quienes buscan “verdades nuevas” y agregan teologías y creencias que nunca han formado parte de la fe cristiana y otros en el afán de agradar a la cultura actual buscan “dejar de lado” los principios y valores que siempre los cristianos hemos confesado. Respetemos la Palabra de Dios tal como la hemos recibido del Espíritu y vivamos conforme a las verdades que nos enseña

domingo, 16 de mayo de 2010

LAS GLORIAS DEL CIELO

Por Alberto Valdivia C.
Sermón dominical

Texto: Apocalipsis 21:22-22:5

Cristo esta preparando en el cielo un lugar para nosotros, para que allí podamos disfrutar de su presencia por la eternidad (Juan 14:2,3). Veamos que bendiciones disfrutaremos en nuestro hogar celestial:

Dios Trino será nuestro templo (21:22). El templo es un lugar de refugio espiritual y de oración. Dios mismo será nuestro templo, nos refugiará en su corazón, nos llevará a lo íntimo de su presencia.

Dios será nuestra luz perpetua (21.23). El Señor mismo nos alumbrará, ya no habrá más oscuridad, veremos su santidad y su belleza.

La humanidad rendirá honores a Dios (21:24-26). Nos organizaremos como naciones, tendremos líderes quienes se someterán al señorío de Dios y ofreceremos todo lo bueno de nuestro trabajo para Él.

Será un lugar de perfecta pureza (v.27). Nada impuro podrá entrar en el cielo, los idolatras (los que adoran a otros dioses) y los farsantes (los hipócritas) tampoco entrarán al cielo.

Dios nos proveerá vida y sanidad eterna (22:1-2). El río y el árbol de la vida, representa simbólicamente la provisión de vida, abundancia y felicidad en el cielo, nada nos faltará, todo lo tendremos.

Tendremos intimidad con Dios (22:3-4). Veremos el trono de Dios y le adoraremos cara a cara, disfrutaremos de una comunión íntima y perfecta con nuestro Señor.

Reinaremos con Cristo (22:5). El reino de Dios será eterno, nunca acabará, y nosotros reinaremos a su lado. Esta significa probablemente que tendremos posiciones de autoridad sobre otros en algún lugar del vasto universo. Serviremos a Dios por la eternidad.

Animémonos con estas verdades, nuestro futuro será glorioso. En esta vida terrenal estamos luchando con debilidades, pecados, carestía, infelicidad, dolor, enfermedad, muerte, pero sabemos que todo esto pasará, y que pronto Dios nos consolará en su morada eterna.