lunes, 28 de mayo de 2007

LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Por Rev. Alberto Valdivia Cier (sermón del 27/05/2007)

Texto: Juan 17:20-26

En un mundo como el nuestro, tan dividido, tan fragmentado, donde hay pobres y ricos, grandes y chicos, blancos y negros, hombres y mujeres en constante conflicto y pugna, y donde incluso la iglesia de Dios se encuentra también dividida, la oración de Jesucristo a favor de la unidad de los cristianos, es como un bálsamo para nuestras almas, y alimento para nuestra esperanza.

Jesús ora por la unidad de su pueblo, podemos estar seguros que esa petición no quedará sin contestación. Ya podemos ver y sentir como el Espíritu Santo está motivando un deseo de unidad en todo el pueblo de Dios. En ninguna época de la historia se ha visto tanto esfuerzo de parte de los cristianos por buscar la unidad como en estos últimos 50 años.

Pero ¿Qué es lo que impide a los cristianos experimentar la unidad? Hemos recibido al mismo Espíritu Santo, hemos sido hechos miembros del cuerpo de Cristo, tenemos una misma esperanza, tenemos a Jesús como Señor, tenemos una fe viva en Él, hemos sido bautizados y reconocemos a Dios como Padre (tal como Pablo lo declaras en Efesios 4:3-6), es a base de estas cosas recibidas en común, que existe una unidad espiritual entre todos los creyentes.

El problema está en que muchas veces no somos capaces de reconocer está unidad espiritual ya existente, y nos distanciamos unos del otro por asuntos menores y de poca importancia. En el fondo lo que rompe la unidad de los cristianos es la falta de amor, humildad, mansedumbre y paciencia para con el otro. El egoísmo y la actitud de sentirnos superiores a lo demás es lo que verdaderamente nos separa.

Esta actitud de división aparece desde el comienzo de la iglesia. El Apóstol Pablo reprende a los Corintios por dividirse en partidos, algunos decían ser seguidores de Pablo, otros de Apolos y otros de Pedro. En cierta oportunidad Pablo tiene que reprender al propio Pedro quien estaba creando división entre creyentes gentiles y creyentes judíos. Esta tendencia a la división estuvo presente aún durante el tiempo que Jesús caminaba con sus discípulos, recordemos a Juan y a Jacobo buscando una posición prominente entre los apóstoles, pidiéndole a Jesús sentarse a su derecha y a su izquierda, o al propio Juan menospreciando a otros creyentes en Cristo que sin formar parte del grupo apostólico proclamaban el evangelio.

Jesús sabía que este mal penetraría en la iglesia, por eso hace esta oración a favor de la unidad.

Jesús ora para que todos seamos uno. ("…para que todos sean uno.")

La tarea de edificar la unidad es de todos, no de algunos, todos los creyentes sin importar su denominación o tradición deberían de involucrarse en esta tarea, nadie debería quedar afuera. Todo aquel que confiesa que Jesús es el Señor, que tiene a Jesús en su corazón como Dios y Salvador y que esta dispuesto a entregar su vida por causa de su nombre, tiene el llamado de vivir en unidad con su hermano. Al fin y al cabo la unidad es la expresión del amor, si decimos tener el amor de Dios en nuestros corazones este se tienen que evidenciar y mostrar en gestos de unidad.


Jesús coloca la unidad entre Él y el Padre como un modelo de la unidad de los creyentes. ("Padre, así como tú estás en mí y yo en ti", "que sean uno así como nosotros somos uno")

Dios es uno, pero en su ser subsiste tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu santo y aunque hay una unidad en la esencia del ser divino, cada una de estas personas tiene una manifestación y un actuar particular. El Padre, el Hijo y el Espíritu santo se distinguen uno del otro, pero a la vez son uno en esencia. Vemos entonces que en el mismo ser de Dios existe una unidad en la diversidad.

La creación revela este principio, todo ha sido hecho por un solo arquitecto, un solo creador, pero la variedad en todo lo creado es evidente, no hay nada idéntico en el universo, en el ser más insignificante hasta el más complejo se revela este principio de la diversidad. El hombre también ha sido creado con diversidad física, mental y espiritual, por lo tanto la iglesia compuesto por hombres diversos es también diversa. Pablo describe la iglesia como un cuerpo, cuyos miembros, nosotros, somos distintos, con diferentes dones y llamados.

Por lo tanto la unidad por la cual Cristo esta orando, es el mismo tipo de unidad que el experimenta con su Padre, y es la que experimenta la creación entera, una unidad en medio de la diversidad. Dios no busca en su pueblo la uniformidad, es decir que todos tengamos una misma forma, tampoco la unanimidad, es decir que todos pensemos de la misma manera, esto es imposible e innecesario.

Dios desea una unidad entre nosotros en medio de nuestra diversidad, nacido del amor, de la tolerancia y la paciencia, en cierta forma este tipo de unidad es la más valedera, pues siendo más costosa es más valiosa.

Alvin Rogness, un prominente teólogo Luterano en uno de sus escritos dijo:

"He llegado a creer que el Señor ama la diversidad, y que solo podemos entender la maravilla de la unidad cuando abrazamos la diversidad…Así como Dios ha hecho a los seres humanos cada uno diferente del otro, puede ser que las diferentes tradiciones dentro de la iglesia sean hechura de Él mismo"

En cierta forma, podemos decir que nuestras diferencias y nuestras divisiones, aunque no expresan su voluntad perfecta, han sido permitidas y toleradas por Dios. El Señor haciendo uso de su voluntad permisiva ha dejado que estas terribles divisiones se den con el propósito de que su pueblo aprenda y se ejercite en el amor, la tolerancia, el perdón y la humildad. El amor se hace más difícil y complejo cuando hay barreras y heridas que nos distancian, cuando todo es armonía, el amor fluye con demasiada facilidad y por lo tanto no tiene opciones de crecer y profundizarse

El propio amor de Cristo se manifestó en circunstancias parecidas, la condición del hombre caído, distanciado y en enemistad con Dios y lleno de maldad, se convirtió para Jesús en una oportunidad para mostrar la grandeza de su amor.

Este también es nuestro reto, mostrar amor al otro a pesar de nuestras diferencias y diversidad, respetándonos, tolerándonos y aprendiendo a caminar juntos.
La unidad de los cristianos no consiste en mezclar nuestras creencias, eso sería caer en sincretismo, más bien consiste en mantener un dialogo y una actitud de armonía entre todos aquellos que creemos en Jesús, buscando aquello que nos une y no enfatizando en aquello que nos divide.
Jesús ora para que estemos unidos a él, y de esa manera podamos alcanzar la unidad entre nosotros. ("permite que ellos también estén en nosotros")

El amor no es un producto humano, la Biblia declara que Dios es amor, él es la fuente y el origen del amor. Toda capacidad humana para amar proviene de Dios. Fuimos creados a su imagen y semejanza por eso tenemos la capacidad de amar, sin embargo el pecado a deteriorado esta capacidad, y ahora el egoísmo, el orgullo y la maldad que está en nuestros corazones opacan el amor en nosotros. Necesitamos conectarnos nuevamente a Dios, la fuente del amor, para vencer nuestros egoísmos y de esa manera amar plenamente, hasta el punto de morir a nosotros y vivir por los otros, dejar nuestros intereses y pensar en los intereses de los demás, pues es ese el tipo de amor que nos lleva a la unidad.

Jesús dijo: "sin mí nada pueden hacer", esta verdad se aplica perfectamente en el tema de la unidad. Solo cuando Cristo llega a ser el centro de nuestra vida, solo cuando estamos unidos a él y llenos de su presencia es cuando seremos capaces de amar y unirnos a los demás.

Entre más unidos estemos a la cabeza que es Cristo, más unidos estaremos unos a otros como miembros vivos del cuerpo de Cristo, Él es el que nos vincula, Él es la savia que nos une y nos da vida comunitaria. Estar unidos a Cristo tiene que ver con mantener una comunión y relación íntima con él, no basta con tener una creencia o un apego religioso a Jesús, es necesario experimentar una fe viva en él y experimentar su presencia real cada día de nuestras vidas.

En este sentido podemos decir que la unidad de los cristianos surge de la espiritualidad, del encuentro de los Hijos de Dios con su Señor. Nadie que se siente unido con Cristo puede sentirse distante de aquel que experimenta esta misma unión, nadie que confiesa de todo corazón a Jesús como Señor puede dejar de identificarse con aquel que expresa esa misma confesión, nadie que este apasionado y seducido por el amor de Dios dejará de sentirse cercano a aquel que comparte esta misma pasión.

¿Cómo yo un anglicano que ama y sigue a Jesús, puedo dejar de emocionarme e identificarme ante las obras de amor de la madre Teresa de Calcuta, o ante la mirada pura y compasiva de Juan Pablo segundo? ¿Cómo no admirarme de la acción profética y comprometida del pastor bautista Matín Luter King?, ¿Cómo no aplaudir la tarea evangelizadora llevado a cabo por Billy Bragham, Luis Palao, y otros grandes evangelistas? ¿Cómo no levantar las manos en adoración con el pueblo carismático? ¿Cómo no derramar lágrimas al cantar esos antiguos himnos protestantes? ¿Cómo no agradecer a Dios por toda la obra espiritual realizada por miles de hijos e hijas suyas, de todas las denominaciones cristianas, que han entregado sus vidas en sacrificio de amor por la causa del evangelio?.

Me siento unidos a ellos porque me siento unido al Cristo que vive en ellos, por que reconozco y puedo identificar claramente el accionar del Espíritu Santo en sus corazones y en sus acciones.

Jesús pide al Padre que seamos uno para que el mundo mirando nuestra unidad crea en Él. ("para que el mundo crea que tú me has enviado" "permite que alcancen la perfección en la unidad?)

La unidad no es solo para nuestro beneficio, no tiene como único fin hacernos sentir bien y disfrutar de la paz y libertad que trae el compañerismo y la fraternidad. Básicamente Jesús quiere que seamos uno para que el mundo al vernos crea. La división de los cristianos es un escándalo para el mundo y tropiezo para muchos, es el mejor argumento y excusa que el incrédulo tienen para no acercarse al Señor y para criticar y rechazar nuestra fe.

Satanás propicia nuestras divisiones y se complace al vernos distanciados y fragmentados, él sabe que es la mejor forma de hacer inoperante el cristianismo e impedir que el evangelio alcance al mundo entero. "Divide y reinarás" dice el antiguo dicho, y se aplica perfectamente a la estrategia que el diablo usa en contra de nosotros.

La unidad de los cristianos es una prioridad para que la evangelización mundial no tenga obstáculos, para hacer retroceder la oscuridad en el planeta. No es tiempo de estar peleándonos entre nosotros mientras el mundo se pudre en el pecado, el dolor y el sufrimiento se multiplica, y las almas claman por paz y renovación, es necesario colaborar entre nosotros, orar juntos, no atacarnos, respetarnos, aprender de los otros, no empujarnos pues para todos hay sitio, dejar el espíritu competitivo, desarrollar una actitud de tolerancia, dejar de juzgarnos y mas bien dejar todo juicio a Dios, comprometiéndonos a amarnos con sinceridad y amor.

Unámonos en Cristo, el mundo espera, vayamos juntos a proclamar el evangelio.

El Apóstol Pablo nos da una recomendación que ahora es propicio recordar:

"Sean humildes y amables, tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, procuren mantener la unidad que proviene del Espíritu santo, por medio de la paz que une a todos" (Efesios 4:2,3)

Que Dios nos ayude a cumplir con este mandato

Deseo terminar esta reflexión con una oración que se encuentra en el Libro de Oración Común de la Iglesia Anglicana

"Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de paz, danos gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio y prejuicio, y cuanto pudiera impedir una santa unión y concordia, para que así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, una esperanza de nuestra vocación, un Señor, una fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos, así seamos todos de un corazón y un alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad, y con una mente y una voz te glorifiquemos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén

NUESTRA RESPONSABILIDAD CON EL REINO DE DIOS

Por el Rev. Alberto Valdivia Cier


Texto: Mateo 13:31-33;44-52

El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas…El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo, cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo…También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que recoge peces de toda clase, cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan y recogen en canastas los peses buenos, y desechan los malos



Comencemos esta reflexión contestando a esta pregunta: ¿Qué es el reino de Dios?. El reino de Dios es el sistema de gobierno soberano de Dios en todo el universo, es un reino espiritual que está presente ya y que se hace evidente en la tierra a través de la iglesia, es un reino que está en crecimiento y desarrollo, pero su consumación será futura cuando Dios, al final de los tiempos, termine de unir el cielo con la tierra para siempre. Disfrutamos ahora del reino de Dios en parte y en cierta medida, pero lo experimentaremos totalmente y en toda su plenitud en la vida eterna.
En este tiempo terrenal en el que vivimos, Jesús desea no solo que nos beneficiemos del reino de Dios sino que también nos comprometamos con su desarrollo. ¿Cuál es el papel que nos toca cumplir con relación al reino de Dios?, Jesús responde a esta pregunta a través de está serie de pequeñas parábolas. Hoy vamos a ver tres de ellas y aprender algunas de nuestras responsabilidades como miembros del reino
Debemos de involucrarnos en la extensión y construcción del reino de Dios. El reino es como un grano de mostaza que crece y se hace grande y que acoge a todo aquel que quiere buscar a Dios, es nuestro deber hacer todo lo que nos compete para que el reino se haga grande y alcance a todas las naciones y a todos los hombre ¿Cómo podemos hacer eso? Mostrando en nuestras vidas los valores del reino, compartiendo el evangelio de Jesús a toda criatura y mostrando nuestra fe en hechos concretos de amor, Jesús resumió todo esto cuando dijo "por sus frutos lo conoceréis", necesitamos mostrar frutos para que el mundo crea. También debemos de tener un espíritu de sacrificio para dar prioridad a los asuntos del reino, el reino es como un tesoro de gran valor para nosotros, por lo tanto debemos de estar dispuesto a dejar muchas cosas a favor del reino, Abraham dejó su tierra y estuvo a punto de sacrificar a su propio hijo, Moisés dejó su posición dentro de la corte del Faraón, los apóstoles dejaron sus redes (trabajo), ¿Qué estamos dejando nosotros?, ¿Quizás tu tiempo, tus intereses, tus recursos?, Jesús nos dice "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y lo demás será añadido", nuestro interés primordial ha de ser el reino y no las añadiduras. Debemos de dar acceso al reino a todos sin distinción de ninguna clase. Jesús nos pide que echemos la red del evangelio a toda clase de personas, no podemos hacer distinciones o movernos por nuestros prejuicios, a quien le toca juzgar a los hombres es a Dios y no a nosotros, lo que nos compete es ser testigos del reino y facilitar a nuestros semejantes la entrada a la presencia de Dios, debe morir en nosotros el racismo, el machismo, el feminismo, la xenofobia, y toda clase de mal que separa o busca hacer distinción entre los seres humanos. En Cristo ya no hay diferencia entre los hombres, ese principio debe de regir nuestras acciones como cristianos.
Que Dios nos ayude a ser constructores y representantes dignos del reino de Dios aquí en la tierra

Oración
Señor, que venga a nosotros tu reino y que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo

Preguntas para profundizar
1. ¿De que forma particular puedes colaborar con la construcción del reino de Dios?
2. Lee Romanos 14:17 ¿Cuáles son los valores del reino que debemos de enfatizar? ¿De que forma estos valores pueden transformar la vida de los demás?