Por Alberto Valdivia C.
Sermón dominical
Texto: Apocalipsis 19:1-10
El reino de Dios es un reino de gozo. Allí no hay tristeza, todo es alegría. La expresión “aleluya” que significa alabado sea Dios, no es solo una expresión de alabanza sino también de celebración. ¿Cuáles son los motivos del gozo en los cielos? ¿Que cosa de gran importancia se celebra en el cielo?
El cielo se goza por el juicio de Dios (v.1-5). Dios es justo, dará la paga correcta a todos los que hacen lo malo. Juzgará a todos los que se corrompen y a quienes corrompen a los demás. Juzgará a aquellos que se han opuesto a los creyentes y los han martirizado. Limpiará de maldad toda la tierra, esto es un motivo por el cual alegrarnos. No nos alegramos por la desgracia de otros sino por el fin de la maldad. Este juicio establece la salvación para la humanidad, y resalta la gloria y el poder de Dios, por eso se invita a los creyentes a celebrar este acto de justicia.
El cielo se goza por el reinado de Jesús (v.6). Toda la multitud del cielo se une en alabanza para alabar y celebrar el reinado de Cristo. No es que antes no reinara, sino que después del juzgar la maldad de la tierra su reinado queda en evidencia a la vista de todos, y por ello se le adora. Jesús toma control total del gobierno terrenal y asume su señorío sobre los hombres.
El cielo se goza por las bodas del Cordero (v.7-9). Las bodas del Cordero es la unión espiritual y eterna entre la iglesia compuesta por todos los creyentes en Cristo, simbolizada como la novia y Jesucristo, simbolizado como el novio. Será el momento del encuentro con nuestro Señor, el día más glorioso de nuestras vidas. Se nos invita a alegrarnos y regocijarnos por este día, pero también se nos pide que nos preparemos, para que podemos recibir las vestiduras blancas y presentarnos adecuadamente ante el novio, para ellos debemos de tener en nuestras vidas acciones justas y santas.
El Señor invita a los hombres a unirse a esta boda, pero no todos reciben la invitación, sintámonos privilegiados de ser parte de la novia del cordero y vivamos de tal manera que seamos dignos de ser aceptados por Jesús.
domingo, 16 de mayo de 2010
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