domingo, 16 de mayo de 2010

LA ALEGRÍA EN EL CIELO

Por Alberto Valdivia C.
Sermón dominical

Texto: Apocalipsis 19:1-10

El reino de Dios es un reino de gozo. Allí no hay tristeza, todo es alegría. La expresión “aleluya” que significa alabado sea Dios, no es solo una expresión de alabanza sino también de celebración. ¿Cuáles son los motivos del gozo en los cielos? ¿Que cosa de gran importancia se celebra en el cielo?

El cielo se goza por el juicio de Dios (v.1-5). Dios es justo, dará la paga correcta a todos los que hacen lo malo. Juzgará a todos los que se corrompen y a quienes corrompen a los demás. Juzgará a aquellos que se han opuesto a los creyentes y los han martirizado. Limpiará de maldad toda la tierra, esto es un motivo por el cual alegrarnos. No nos alegramos por la desgracia de otros sino por el fin de la maldad. Este juicio establece la salvación para la humanidad, y resalta la gloria y el poder de Dios, por eso se invita a los creyentes a celebrar este acto de justicia.

El cielo se goza por el reinado de Jesús (v.6). Toda la multitud del cielo se une en alabanza para alabar y celebrar el reinado de Cristo. No es que antes no reinara, sino que después del juzgar la maldad de la tierra su reinado queda en evidencia a la vista de todos, y por ello se le adora. Jesús toma control total del gobierno terrenal y asume su señorío sobre los hombres.

El cielo se goza por las bodas del Cordero (v.7-9). Las bodas del Cordero es la unión espiritual y eterna entre la iglesia compuesta por todos los creyentes en Cristo, simbolizada como la novia y Jesucristo, simbolizado como el novio. Será el momento del encuentro con nuestro Señor, el día más glorioso de nuestras vidas. Se nos invita a alegrarnos y regocijarnos por este día, pero también se nos pide que nos preparemos, para que podemos recibir las vestiduras blancas y presentarnos adecuadamente ante el novio, para ellos debemos de tener en nuestras vidas acciones justas y santas.

El Señor invita a los hombres a unirse a esta boda, pero no todos reciben la invitación, sintámonos privilegiados de ser parte de la novia del cordero y vivamos de tal manera que seamos dignos de ser aceptados por Jesús.

EL CONSUELO CELESTIAL

Por Alberto Valdivia C.
Sermón dominical

Texto: Apocalipsis 7:9-17

En la tierra estamos en una constante lucha contra el mal. Estamos aquí batallando y “corriendo la carrera”, pero cuando dejemos este mundo Jesús nos promete consuelo en su presencia. Veamos que tipo de paz hay reservado para nosotros en el cielo:

Disfrutaremos de unidad. Todos estaremos juntos, sin importar raza, nacionalidad o género. No existirá la discriminación y el egoísmo, tendremos paz unos con otros. Seremos puros. Tendremos vestiduras blancas, símbolo de pureza y santidad. No lucharemos más contra el pecado y el mal, tendremos paz con nosotros mismos. La sangre de Cristo nos limpiará de todo mal.

Adoraremos con los ángeles. Estaremos unidos a los ángeles, aprenderemos de ellos como adorar y honrar a nuestro Dios. Será un privilegio unirnos al coro celestial. Serviremos al Señor. El servicio le da sentido a nuestras vidas, en el cielo todos sirven, nosotros también lo haremos. Nuestro servicio será perfecto, hecho con intenciones puras y amor verdadero.

No habrá más sufrimiento. El Señor nos refugiará en su presencia, no tendremos hambre ni sed, no experimentaremos el cansancio ni el calor, no habrá más lágrimas. La lucha habrá acabado, experimentaremos la paz emocional, corporal y psicológica que hoy no tenemos, y seremos verdaderamente felices.

Dios nos guiará y pastoreará. Estaremos sometidos totalmente al señorío de Cristo, él nos guiará, jamás estaremos confundidos o desorientados, el Señor será nuestra luz en el camino. Tendremos paz con Dios; comunión y amistad perfecta con él.

Saber que el Señor tiene preparado todo esto para nosotros debe de darnos esperanza y generar el compromiso de mantenernos files a Jesús.

miércoles, 21 de abril de 2010

LA ADORACIÓN CELESTIAL

Por Alberto Valdivia
Sermón dominical

Texto: Apocalipsis 5:6-14

La adoración que se ofrece al Señor en el cielo es esplendida y perfecta, debemos de aprender de ella para que nosotros también podamos adorar a Dios de esa manera.

¿A quien se adora en el cielo? (v.6-7). La adoración se ofrece a Jesús el Cordero de Dios sacrificado pero que está vivo y resucitado (por eso está de pie), tiene siete cuernos (símbolo de autoridad) y siete ojos (símbolo de la plenitud del Espíritu). Está rodeado de seres vivientes, que son ángeles especiales que rodean el trono de Dios (en el libro de Ezequiel se les llama querubines) y de 24 ancianos que representan a los creyentes. Jesús se manifiesta como el juez del universo, el único capaz de abrir el rollo donde se encuentra los juicios de Dios contra la humanidad. Adoremos pues a Jesús por ser nuestro Redentor, Señor y Juez del universo.

¿Cómo es adorado Jesús en el cielo? (v.8). Tanto los ángeles como los seres humanos se unen en adoración, se postran en actitud de humillación, ofrecen sus oraciones y entonan cánticos de adoración. Si no hay humillación no hay adoración, por allí hay que comenzar, luego tenemos que entregar todas nuestras cargas y preocupaciones en oración, confiando que el Señor puede librarnos de todo mal, y finalmente el canto brota de nuestros labios con sinceridad y de todo corazón. Como ven, la verdadera adoración nace primeramente de un corazón arrepentido y humillado que pone sus cargas y esperanzas en Dios, y luego se expresa a través de los labios.

¿Por qué motivo se adora a Jesús en el cielo? (v.9-14). Los seres humanos adoran a Jesús por habernos comprados de la esclavitud del pecado y del diablo y por habernos hecho, sin merecerlo, reyes y sacerdotes suyo. Los ángeles le adoran por haber recibido toda la autoridad y poder en el cielo. Todas las criaturas del universo, aún los que están debajo de la tierra (es decir el infierno), adoran a Jesús por ser el Señor. El Señor merece toda adoración, cada uno puede tener motivos particulares por que adorarle, lo importante es ofrecerle nuestro reconocimiento y gratitud por todo el amor que él nos ha dado. ¿Cuáles son tus motivos para adorar a Jesús?.

La adoración que damos a Dios en la tierra debe de hacerse bajo estos mismos principios, no debe de ser superficial ni de apariencia sino sincera y de todo corazón.

domingo, 11 de abril de 2010

CRISTO GLORIFICADO

Por Alberto Valdivia
Sermón dominical

Texto: Apocalipsis 1:9-19

Este texto hace una descripción espectacular de la apariencia física de Cristo glorificado. Se nos describe aquí la apariencia actual de Cristo en el cielo. Esta visión de Cristo nos enseña muchísimo sobre su persona y su actuar a favor nuestro.

Jesús está en medio de la iglesia (v.12, 13a). Los siete candelabros simbolizan las iglesias (v.20) y en medio de ellas está Jesús. Cristo está con nosotros, camina con nosotros en nuestras luchas y alegrías, podemos siempre contar con su presencia.

Jesús es Rey y Señor (v.13b). Se describe a Jesús vestido como un Rey. Él reina en el cielo, en la tierra y sobre todo lo creado, pero también debe de reinar en nuestro corazón.

Jesús todo lo sabe (v.14). Su cabello blanco nos habla de su sabiduría. Sus ojos de fuego nos muestra su capacidad de verlo todo, aún el lugar más oculto y oscuro de nuestro corazón. Nada podemos ocultarle, por ello debemos de confesar nuestras culpas y poner en él nuestras cargas.

Jesús es todopoderoso (v.15). Sus pies como de bronce y su voz como el estruendo de muchas aguas simbolizan su extraordinario poder. Sus pies son poderosos porque puede sostener nuestra debilidad y por ello debemos de refugiarnos siempre en Él. Su voz tiene poder y autoridad por eso debemos de escucharla y someternos a ella.

Jesús es Juez del universo (v.16a). Las siete estrellas simbolizan los mensajeros de las iglesias (v.20), es decir los pastores y líderes de las iglesias. La espada de doble filo simboliza la Palabra de Dios. Jesús tiene en sus manos a los pastores porque los usa como instrumentos, y los protege, pero también porque los puede “aplastar” si son infieles a su palabra. La Palabra de Dios tiene doble filo porque nos bendice si la obedecemos pero nos juzga si la desobedecemos.

Jesús tiene toda la gloria (v.16b). Cristo brilla como el sol, la luz de Cristo no solo alumbra sino santifica, es una luz que refleja su pureza y perfección. J

Juan calló como muerto a los pies del Señor, nosotros también debemos de humillarnos y adorarlo. Jesús responde con ternura, lo toca y le dice que no tenga miedo. El Señor también desea tocar tu vida y librarte de todos tus temores

FUERA DE CANAÁN (2da parte)

Por Alberto Valdivia
Ministerio de varones

En el Antiguo Testamento, la tierra de Canaán era el lugar donde Dios quería que vivieran los israelitas después que los libertó de la esclavitud de Egipto.
Canaán simboliza hoy el lugar donde se cumplen las promesas de Dios en nuestras vidas, el lugar donde Dios lleva el potencial de su pueblo al máximo
Los israelitas no pudieron entrar a Canaán. Fracasaron a causa de las cinco razones fundamentales que se mencionan en 1Corintios 10
En el aterior estudio bíblico vimos dos de esas razones, ahora estudiaremos las tres siguientes

La fornicación

Cuando los hombres de Israel cometieron fornicación, murieron en el desierto y nunca llegaron a ver la tierra prometida. Hoy en día los hombres siguen muriendo en el desierto al cometer pecados sexuales, perdiendo lo mejor que Dios tiene para sus vidas.
Tanto solteros como casados, jóvenes o ancianos, están sujetos a los deseos, apetitos, pasiones y tentaciones sexuales. La tentación se hace más fuerte en esta sociedad tan liberal en la que vivimos, pero Dios nos ayuda a vencer. Tenemos su Espíritu en nosotros, la oración, la Palabra y el compañerismo para vencer (leer 2Tim 2:22)

Poner a prueba a Dios

Si sabemos que ciertos actos humanos son contrarios a Dios y a pesar de ello los practicamos y no nos arrepentimos, entonces estamos “tentando”, “probando” o mejor dicho provocando a Dios para que actúe con rigor contra nosotros. Si nuestro pecado es por ignorancia, o por debilidad, y luego hay arrepentimiento y la actitud de luchar contra el mal, Dios es paciente y perdonador, pero si pecamos deliberadamente y luego no nos importa seguir en ese camino y no nos arrepentimos, la justicia de Dios actuara sobre nosotros hasta que nos arrepintamos. No provoquemos a Dios

La murmuración o queja

Los israelitas se quejaron contra Moisés, murmuraron contra él, echándole la culpa de todos sus males. Esa murmuración no fue solo contra Moisés sino contra Dios mismo, no desechaban al hombre sino a Dios quien coloco a ese hombre. Toda queja contra Dios o contra nuestros semejantes es pecado y obstaculiza nuestra vida espiritual. Siempre habrá situaciones desagradables, en la que nos encontremos insatisfechos, tengamos cuidado en utilizar nuestra lengua como instrumento de destrucción. Si hay que criticar debe de ser una crítica constructiva, hecha con humildad y amor. No veamos los obstáculos sino las soluciones.

Preguntas:

1. ¿Qué podemos hacer para vencer las tentaciones sexuales?
2. ¿Cómo podemos hacer una crítica constructiva sin caer en la queja?

miércoles, 7 de abril de 2010

LOS FRUTOS DE LA RESURRECCIÓN

Por Alberto Valdivia
Sermón dominical

Texto: Colosenses 3:1-14

Cristo ha resucitado, ha vencido a la muerte y al diablo, ha pagado la deuda de pecado que todos teníamos y ha abierto el camino para que nosotros recibamos el perdón y la misericordia de Dios. ¿Qué nos toca a nosotros hacer para que los efectos de la resurrección nos alcancen?

Hay que poner nuestra atención en las cosas espirituales (v. 1-3). Busquemos las cosas de Dios, el mundo siempre nos distraerá con los afanes de la vida, pero siempre debemos de reservar nuestro corazón para Él. Debemos de considerarnos muerto para el mundo y vivos para Dios. Las cosas terrenales son pasajeras, dediquemos tiempo para buscar lo espiritual y eterno. Nuestros pies están en la tierra pero nuestra mirada en los cielos. Que nuestros recursos; tiempo, talentos, posesiones, finanzas, sean dedicados al servicio de Dios y no solo a nuestro servicio.

Hay que esperar con ansias el día en que nuestra vida se manifieste (v. 4). Nuestra vida está en Cristo y se ha manifestado en nosotros en parte. Tenemos vida espiritual, sin embargo los efectos de la muerte aún actúan en nosotros (las pasiones, la enfermedad, la muerte física, etc.), pero cuando Cristo venga en su manifestación final, la vida que ganó para nosotros en su muerte y resurrección, se manifestara plenamente en nuestras vidas. La carne, el pecado y la muerte serán destruidos totalmente y resucitaremos a nueva vida. Esta es nuestra esperanza, vivamos este tiempo con la expectativa de nuestra resurrección final.

Hay que hacer morir lo terrenal en nosotros (v. 5-14). Mientras esperamos la liberación final, somos llamados a luchar contra nuestras flaquezas, no con nuestras fuerzas sino con el poder de Dios. Reconozcamos nuestras debilidades, no nos sintamos espirituales, sino carnales, y luchemos con el mal que hay en nuestros corazones. Hagamos el ejercicio de “despojarnos” de lo malo y “revestirnos” de los bueno. Dejemos las pasiones, los pecados sexuales, los pleitos, el odio y los rencores y tomemos la humildad, el perdón y sobretodo el amor.

La resurrección de Cristo nos da vida, esperanza y victoria sobre el mal, ahora con esta seguridad de que la victoria es nuestra, nos toca luchar contra el mal que mora en nosotros

jueves, 1 de abril de 2010

¿QUÉ GANÓ JESÚS PARA NOSOTROS EN LA CRUZ?

Por Alberto Valdivia Cier
Sermón semana santa

En la cruz Jesús nos ha librado del pecado (Apocalipsis 1:5)
El pecado es el principal problema del hombre que afecta no solo su vida espiritual sino que también su cuerpo, su mente y cada área de su existencia. Mientras exista el pecado estaremos bajo la condenación y la ira de Dios (Romanos 1:18), pero a Dios gracias, Jesús ha venido a librarnos de este mal.
Jesús al morir en la cruz ha tomado el lugar que nos correspondía y ha llevado sobre sí toda nuestras maldades de tal forma que la ira de Dios a caído sobre él para que nosotros podamos recibir la misericordia divina. Jesús siendo justo e inocente a cargado con nuestros pecados para librarnos de la condenación y para que recibamos perdón y vida eterna (Isaías 53:4,5). Él ha preferido sufrir para que nosotros no suframos. Es esta la principal bendición que Cristo nos ha dado a través de su muerte. ¿Eres pecador? ¿Entonces porque no entregas tu vida a Jesús para que el perdón y la vida eterna que él ganó en la cruz te alcance?

En la cruz Jesús nos ha hecho cercanos a Dios (Efesios 2:13)
El pecado también nos aleja de Dios y de su bendición, pero gracias a Cristo y su muerte en la cruz ahora somos hechos cercanos a Dios, a tal punto que Él nos ha adoptado como hijos (Gálatas 4:4-5), ahora no solo somos criaturas sino hijos y herederos del Altísimo, tenemos una nueva posición y valor para Él. Esta verdad fue anunciada cuando después de la muerte de Jesús, el velo del templo que dividía el lugar santo del lugar santísimo (donde estaba la presencia del Señor) se rasgo, simbolizando con ello que gracias a la muerte de Cristo ya no existen barreras que nos alejen de la presencia de Dios (ver Mateo 27:50,51). Con Jesús tú puedes hoy mismo iniciar una relación íntima con Dios y ser considerado su hijo ¿Por qué no te rindes ante Él?

En la cruz Jesús nos ha librado de la esclavitud del diablo (Colosenses 1:13)
El hombre por ser pecador está bajo el dominio y el control de satanás, por eso es que la sociedad humana refleja un alto grado de maldad, es evidente que el hombre es esclavo del diablo. Pero Jesús ha venido para librarnos de esta esclavitud. Con su muerte en la cruz él ha despojado a las huestes satánicas, pues les ha quitado el control sobre aquellos que creen en Jesús y rinden sus vidas a él. Jesús a vencido a Satanás y sus demonios en el momento de su muerte, pues la muerte es la arma poderosa del diablo, pero Jesús al vencer a la muerte en su resurrección también venció a aquel que tenía el dominio sobre ella, pues abrió el camino para que todos aquellos que le sigan sean libres también de la muerte y tengan vida eterna (Colosenses 1:14; Hebreos 2:14). Hoy tú puedes disfrutar de la libertad espiritual que Cristo ofrece, para ello debes de entregar tu vida a Jesús para que salgas del dominio del diablo y entres al dominio divino.

En la cruz Jesús nos ha dado vida eterna (1 Juan 5:11-12)
Jesucristo nos ha dado vida eterna. Por medio de su muerte en la cruz a abierto para nosotros el camino al cielo. Ahora podemos tener la esperanza y la confianza de saber que después de la muerte nos espera un futuro de gloria al lado de nuestro Dios y salvador. Jesús nos ha comprado con su sangre para que seamos suyos por siempre (1Corintios 6:20), de tal forma que donde él este nosotros también estemos (Juan 14:3), por eso el cielo será nuestro destino final, porque le pertenecemos a Dios y somos ciudadanos de su reino (Filipenses 3:20).