miércoles, 10 de octubre de 2007

AVIVANDO EL FUEGO DE DIOS

Por Alberto Valdivia Cier

Texto: 2Timoteo 1:3-14

“Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día. Al acordarme de tus lágrimas, siento deseo de verte, para llenarme de gozo, trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.
Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos, porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.
De este evangelio yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles,, por lo cual asimismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”



En la Biblia se utiliza el símbolo del fuego para expresar la acción del Espíritu Santo en la vida del creyente.
El Espíritu Santo es fuego porque “calienta” nuestros corazones, esto tiene que ver con el ánimo y la motivación que el Espíritu pone en nosotros para continuar en el camino cristiano, no podemos seguir al Señor si es que no hay pasión y atracción hacia Él.
El Espíritu Santo es también fuego porque “ilumina” nuestro camino y nos guía en nuestra oscuridad, muchas veces no sabemos que decisiones tomar, pero el Señor nos muestra su perfecta voluntad.
El Espíritu Santo es fuego porque “purifica” nuestros corazones, limpia nuestras vidas de todo mal y nos hace brillar con la luz de Cristo.
Necesitamos que el fuego de Dios y la acción del Espíritu santo se aviven en nosotros.
Nuestras vidas son como brazas en una hoguera, brillamos mientras nos mantenemos en la intensidad del fuego, pero apenas nos apartamos nos apagamos fácilmente. Hagamos que el fuego de Dios crezca en nosotros

Timoteo experimentaba sequedad espiritual, Pablo le escribe esta carta para animarlo a despertar espiritualmente, sigamos estos consejos en nuestras propias vidas.

Oremos e intercedamos pidiendo un despertar espiritual. Lo primero que hace Pablo es orar por Timoteo, él sabía que el factor más importante que produce un despertamiento espiritual es la oración.
La oración ayuda a despertar la fuerza de Dios en el corazón de la gente, la oración es un medio transformador poderoso.
Jesús decía que debemos de orar y velar porque nuestro espíritu está dispuesto pero nuestra carne es débil, muchas veces somos sinceros en nuestro deseo de vivir una vida pura, pero hay en nuestro corazón mucha debilidad, es necesario encontrar fuerzas en Dios para poder vencer el mal que habita en nosotros, solo la oración puede desatar ese poder espiritual que viene del Espíritu y que nos impulse a la santidad.
Oremos pidiendo perdón por nuestros pecados y pidiendo el poder santificador de Dios, humillemos nuestros corazones delante del Señor e invoquemos su presencia en nuestras vidas.
No solo oremos por nosotros sino por toda nuestra comunidad, si el fuego de Dios se aviva en todos, la hoguera se hace más grande y de esa manera es más fácil mantener el “fuego” espiritual en cada individuo, pues podremos animarnos y contagiarnos mutuamente en este camino de fe.

Recordemos que tenemos una herencia de fe que debemos multiplicar. Pablo hace recordar a Timoteo que él había heredado la fe de su madre y su abuela, y que había recibido, a través de la imposición de manos, el encargo del ministerio.
Hemos recibido ya sea de nuestros padres o de otros hermanos la fe que hoy profesamos, una fe que ellos a su vez lo recibieron de otros. Tenemos la responsabilidad de que esta cadena de bendición que nos alcanzó no se corte, sino que prosiga haciendo bien al resto de generaciones.
El sentirnos comprometidos con esta tarea hace que nazca en nosotros la necesidad de elevar nuestra vida espiritual para que este acorde con la fe que proclamamos, nos crea la responsabilidad de ser modelo de fe para otros y por lo tanto la urgencia de buscar un despertar espiritual en nuestras vidas.
Pablo expresaba este sentimiento de esta manera: “Estoy en deuda con todos, sean cultos o incultos, instruidos o ignorantes, de allí mi gran anhelo de predicarles el evangelio” (Romanos 1: 14), que todos tengamos esta misma carga, pues la urgencia de cumplir esta responsabilidad nos impulsa a la santidad.

Liberemos el potencial que hay en nosotros. Pablo le hace recordad a Timoteo que él había recibido, por medio del Espíritu Santo, poder, amor y dominio propio, por lo tanto no debería tener temor a nada, pues la victoria del Señor era suya.
Dios ya ha derramado en nosotros toda fuerza espiritual, solo tenemos que permitir que fluya y crezca en nuestra vida. Tenemos poder para vencer toda adversidad y todo ataque del enemigo, amor para vencer nuestro egoísmo y entregarnos a los demás, y dominio propio para vencer nuestras debilidades y nuestras pasiones. ¡Nada nos falta para experimentar la victoria espiritual!.
Esto no es algo que podemos tener, ya está en nosotros, el Espíritu Santo lo ha derramado en nuestro corazón, ahora es necesario creerlo y permitir que fluya poderosamente en nuestras vidas.
Nunca digamos que no podemos, eso es una mentira, el Espíritu Santo está listo para darnos la victoria, quitemos de nosotros todo temor y duda. Nuestros pecados pueden ser vencidos, nuestros malos hábitos y nuestro egoísmo pueden ser derrotados, no hay nada que no puede ser doblegado por el poder de Dios, lo que tenemos que hacer es doblar nuestras rodillas ante Dios y humildemente pedirle que nos limpie para que todo el potencial que hay en nosotros se manifieste. No te doblegues al mal, puedes vencerlo, el Señor te ha capacitado para eso, solo actúa en fe y arrepentimiento y toma las armas de Dios.

Proclamemos el evangelio a pesar de nuestra frialdad. Timoteo estaba apagado y desanimado, probablemente habían pecados en su vida que generaron esta etapa de oscuridad en él, sin embargo Pablo le anima a proclamar el evangelio con toda su fuerza e involucrarse en la extensión del reino de Dios.
Cuando estamos mal espiritualmente tenemos la tendencia de dejar toda actividad espiritual, principalmente la proclamación del evangelio, nos sentimos hipócritas e incapaces de hacer algo para el Señor, el resultado de esta actitud es que terminamos más hundido en el mal que antes y con un fuerte sentimiento de culpa, esta actitud es totalmente contraproducente.
A pesar de nuestra frialdad, o de nuestros pecados, si nos mantenemos involucrados en la proclamación del evangelio, le damos oportunidad al Espíritu de trabajar en nuestra conciencia y generar el deseo en nuestro corazón de buscar al Señor con más intensidad. La propia actividad espiritual se convierte en un medio que Dios usa para doblegar nuestro corazón y llevarnos al arrepentimiento.
He aprendido a perseverar a pesar de todo, ni siquiera mis pecados me pueden alejar del amor de Dios, por supuesto soy conciente que estoy mal y que no debo seguir así, pero sé que el Señor me ayudará a salir de esta situación y que usará mi propia predicación para hablarme a mi mismo y doblegarme, Dios a usado este método una y otra vez en mi vida.
Cuando el pueblo de Israel peca al pedir un rey y desecha a Samuel como líder, Dios les dice: “No teman, ustedes han hecho este mal, pero a pesar de eso no se aparten de en pos del Señor, sino sírvanle con todo su corazón” (1Samuel 12:20). Noten que a pesar de nuestra situación de pecado, no debemos de alejarnos del Señor, ni dejar de servirlo, el Señor desea trabajar en nuestro corazón y llevarnos al arrepentimiento, por eso necesita que nos mantengamos cerca de Él para poder hablarnos a nuestra conciencia.
Proclama al Señor a pesar de tu situación espiritual, te aseguro que no podrás resistir doblegar tu corazón ante Él, la vergüenza invadirá tu alma y serás más conciente de que estas mal y necesitas arrepentirte.

Llénate de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios aviva la fe y es un poderoso medio santificador, por eso mantenernos cerca de ella siempre será un factor de despertamiento espiritual.
Seguir el ejemplo y la enseñanza de la Biblia nos alejará del peligro de endurecer nuestro corazón, y nos sensibilizará en las cosas espirituales. El Espíritu Santo usa la Palabra para hablarnos en nuestro ser interior y guiarnos en nuestro camino.
Pero no solo es cuestión de leerla o escucharla, hay que vivirla, hay que permitir que penetre a lo más profundo del corazón y transforme nuestros sentimientos y pensamientos. No basta con conocer lo que la Biblia enseña o memorizar versículos, es necesario que la Palabra nos acompañe en cada actividad que hacemos, en nuestro diario vivir, para ello tenemos que tomar un texto y llevarlo en la mente durante todo el día y tratar de vivirlo y aplicarlo en cada situación de nuestra vida.
Lo importante es VIVIR LA PALABRA DE DIOS y no conocerla solamente.

Si aplicamos estos sencillos consejos les aseguro que el fuego de Dios se avivará en nuestros corazones, que así sea.

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR

Lee Isaías 60:1 ¿De donde proviene el fuego espiritual? ¿Qué debemos de hacer para permitir que el fuego arda en nosotros? ¿Qué puede impedir que eso suceda?

domingo, 30 de septiembre de 2007

PELEANDO LA BATALLA DE LA FE

Por Alberto Valdivia Cier

Texto: 1Timoteo 6:11-19
Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mancha ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.
Aparición que a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo soberano, Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible y a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. a él sea la honra y el imperio sempiterno. Amén

En la Biblia aparece continuamente escenas de guerras y conflictos. El pueblo de Israel libro muchas batallas contra los pueblos paganos que habitaban las tierras de Canaán, entre estas batallas sobresale la toma de Jericó, donde Josué con su ejercito dando vueltas alrededor de la ciudad amurallada, gritaron y las paredes se derrumbaron, tomando la ciudad con facilidad con la ayuda de Dios. La victoria de David sobre Goliat también es otra escena bíblica en la que se grafica el conflicto en la que el Pueblo de Dios se encontraba en aquellas épocas.
En el Nuevo Testamento, se describe otras batallas pero de naturaleza espiritual, como por ejemplo la tentación de Jesús en el desierto, en la que nuestro Señor tuvo que enfrentar los ataques despiadados del mismo diablo. También se describe las persecuciones a muerte, que tuvieron que enfrentar los primeros creyentes, y el Apóstol Pablo en sus cartas, muestra al cristiano vestido con una armadura espiritual listo para la guerra.
A través de estás escenas bíblicas, Dios quiere hacer evidente el conflicto espiritual que constantemente tenemos que enfrentar como Pueblo de Dios.
Nuestra guerra no es carnal ni terrenal, es una guerra espiritual, contra los poderes malignos y contra nuestra propia naturaleza pecaminosa. ¿Cómo podemos pelear esta guerra? ¿Cuál es la estrategia para vencer?

En toda guerra hay tres acciones básicas que los soldados realizan;
1. Huir del enemigo. Se diseñan uniformes de camuflaje para despistar al ejercito contrario, el objetivo es pasar desapercibido y de esa manera no ser atacados
2. Seguir una estrategia de ataque. Hay un plan diseñado previamente, acciones concretas que ayudan a asegurar la victoria
3. Pelear la batalla. Los soldados son preparados para la lucha cuerpo a cuerpo, se vuelven diestros en el uso de armas tanto ofensivas como defensivas
Es interesante descubrir que el Aposto Pablo también nos anima a utilizar estas tres estrategias de guerra para vencer en nuestros conflictos espirituales. A veces caemos fácilmente en manos del mal por no tener una estrategia de guerra, vale la pena tomar atención en estos tres principios.

1. Hay que huir del mal. Muchos caemos en el pecado porque nos exponemos demasiado a las tentaciones. Pablo decía “El que se siente firme mire que no caiga”, debemos de estar atento, cada uno sabe en que es débil, hay que evitar meternos en situaciones que alimenten nuestra carne y nuestras pasiones. A veces somos demasiados inocentes y nos entregamos fácilmente al diablo, no debemos de olvidar que el demonio es como un león rugiente que da vueltas alrededor de nosotros buscando nuestras áreas débiles para penetrar en nuestros corazones.
Recuerdo el caso de un amigo que tenía muchos problemas con el alcohol, era su gran debilidad, un día nos encontramos y me cuenta que había comenzado un gran negocio, el me explicaba que era un negocio que él “conocía muy bien”, y que le iba excelentemente, ¿Cuál es ese negocio? le pregunte, y con una sonrisa dibujado en su rostro me respondió, ¡una licorería!
A veces no solo somos inocentes sino también un poco tontos, por eso el diablo nos hace trisas. Huyamos de todo aquello que nos impulse a pecar, sobre todo si ataca nuestras propias debilidades. Los que luchan con el chisme no busquen la amistad de las “chismosas del barrio”, los que luchan con el sexo no frecuenten discotecas o lugares donde fácilmente se puede encontrar a alguien para pecar, los que luchan con el juego eviten tener dinero en el bolsillo. Huir y ocultarse es una estrategia de guerra, usemos este principio y la victoria estará de nuestro lado

2. Hay que seguir la justicia. Tenemos que tener una estrategia para destruir lo malo en nosotros, para ello hay que involucrarnos en actividades y acciones que fortalezcan la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad, debemos de buscar personas que practican este estilo de vida, y junto a ellos motivarnos a tener una vida santa. Hay quienes quieren estar limpios pero no quieren salir del basural, debemos de dejar todo estilo de vida, amistades o situaciones que no nos ayuden a desarrollar pureza y fe.
Recuerden que el campo de batalla es nuestro corazón y nuestros pensamientos, es allí donde el diablo envía sus dardos, debemos fortalecer nuestro ser interior, esa es una estrategia básica en la guerra espiritual. Hay quienes hacen muchas cosas en el día, pera la mayoría de esas actividades no edifican la vida espiritual, no aportan nada bueno a la vida del individuo. Si miras la televisión busca programas que te eleven como persona, que te transmitan valores, si sales a conversar con amigos dialoguen sobre temas que motiven tu desarrollo humano y no pierdas el tiempo en diálogos superficiales y absurdos, si vas a ver una película escoge una que tenga una buena enseñanza y no veas escenas violentas o terroríficas que lo único que va encender en ti es sentimientos negativos. Cuida tu alma, lo que ves, lo que sientes, lo que escuchas afectará para bien o para mal tu ser interior, por eso debes de involucrarte en actividades sanas y edificantes.
Hay quienes viven solo para trabajar, y no dedican ningún tiempo para desarrollarse como ser humano y como cristiano, cuidado con eso, el objetivo de la vida en la tierra es desarrollarnos como persona, y de esa manera aprender cada día a amar de verdad. El dinero, el trabajo, la familia son medios que nos deben ayudar a alcanzar esta meta, pero de ninguna manera pueden convertirse en el todo de nuestra existencia, cuando eso sucede nos debilitamos y nos volvemos presa fácil para el diablo en esta guerra espiritual que libramos a diario. Organicemos nuestro tiempo, involucrémonos en actividades que eleven nuestro espíritu y nos hagan ser mejores, verán que de esa manera seremos más fuertes interiormente.

3. Hay que pelear la buena batalla. Es inevitable la confrontación con el mal, el diablo y sus secuaces están a nuestro asecho, y es seguro que habrá algún momento que tendremos que enfrentarlo, además no hay que olvidar que la guerra no solo es contra satanás sino también contra nuestras propias debilidades carnales, por lo tanto la lucha siempre se va a dar en nuestro corazón.
Al igual que los soldados tienen que saber utilizar sus armas para la guerra, nosotros también tenemos que saber usar las armas espirituales que Dios nos ha dado para poder vencer en este conflicto.
Noten que Pablo describe a esta batalla como una batalla de fe. La fe es una de las primeras armas que debemos saber usar, alimentemos nuestra confianza y certeza en Dios, nuestros labios siempre deben de declarar la victoria de Jesús. No hay lugar para el pesimismo o negativismo, con Jesús todo lo podemos.
Muchas veces parecerá que las dificultades, las tentaciones y los fracasos son muy grandes y que es casi imposible poder enfrentarlo, pero no nos dejemos engañar, es solo apariencia, tenemos un Dios más grande que cualquier adversidad.
Para Israel los habitantes de Canaán eran gigantes, nadie podría vencerlos pero para Caleb, Josué y los que creyeron con ellos eso era posible porque Dios estaba de su lado, para Israel Goliat era invencible, nadie podía hacerle frente, pero para David ese gigante era un pecador y Dios podía derrotarlo. Hermanos enfrentemos la guerra espiritual en la que estamos con los ojos de la fe, no nos dejemos amilanar, luchemos confiados, la victoria es nuestra.
Pablo también nos exhorta a guardar la Palabra de Dios pues sabe que la escritura es clave en la batalla espiritual. La Palabra de Dios es una de las armas poderosas que tenemos a nuestra disposición, hay que saber usarla. No solo hay que escucharla y leerla, principalmente hay que guardarla. Guardar la Palabra de Dios significa que debemos permitir que las verdades de las escrituras penetren a lo más profundo de nuestras almas para que produzca cambio en nuestras vidas, no solo es escucharla sino interiorizarla hasta que llene nuestros pensamientos y nuestro corazón, cuando eso sucede nuestra fe se fortalece y nuestra conducta es influenciada por la verdad, ante eso el mal huirá de nosotros
Por último Pablo termina este párrafo con una hermosa alabanza al Señor. La alabanza es también un arma poderoso contra el mal, entre más gloria damos a nuestro Señor más libres somos, más gozo tenemos, nuestra fe se engrandece y atraemos el poder de Dios a nuestra vida. Satanás no resiste la alabanza sincera de los cristianos, alabemos y el mal huirá de nosotros.

He aquí tres principios que debemos tratar de cumplir, si lo hacemos tengan la seguridad que la victoria será nuestra. Adelante hermano, recuerden que en esta guerra no estamos solos, contamos con las fuerzas del Espíritu, busquémosle y rindamos nuestras vidas a Él.

Preguntas para profundizar

Lee Efesios 6:10-20 ¿Cómo esta compuesta la armadura del cristiano? ¿Cual de las armas es la que tú necesitas tomar? ¿Cuál es el arma de ataque más poderosa que poseemos?

martes, 11 de septiembre de 2007

LOS FRUTOS DE LA HUMILDAD

Por Alberto Valdivia
Texto: Lucas 14:1,7-14

Al ver Jesús cómo los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les dio este consejo: cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, pues puede llegar otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos puede venir a decirte: ‘dale tu lugar a este otro.’ entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: ‘amigo, pásate a un lugar de más honor.’ así recibirás honores delante de los que están sentados contigo a la mes, porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.
Dijo también al hombre que lo había invitado: cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y así quedarás ya recompensado. Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y serás feliz, pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten.

La humildad es uno de los aspectos del carácter de Dios en la que poco reflexionamos, tenemos la tendencia de ver al Señor en su aspecto glorioso e imponente y nos olvidamos que Él también es humilde. La Escritura nos presenta a Dios en una actitud de servicio; él sustenta el universo, cuida de nosotros y protege a los desvalidos, su amor lo impulsa a entregarse a sus criaturas, a pesar de ser el Rey del universo asume actitudes de siervo.
Jesús reflejó total humildad desde su nacimiento hasta su muerte en la cruz, vivió entre los humildes, se sometió a las autoridades humanas, lavó los pies a sus discípulos, enfrentó el sufrimiento en silencio. Jesús aún ahora en su estado de glorificación se muestra humilde, recordemos sus palabras: “voy a preparar un lugar para ustedes”, Él es el Señor de señores sin embargo está preparándonos un lugar en el cielo para nosotros que somos sus siervos, ¡eso si que es humildad!
Es evidente que la humildad es la característica del cielo, nosotros somos llamados a tener un estilo de vida así, pues solo un corazón humilde puede sintonizar con el corazón de Dios.

¿Por qué es tan importante la humildad?

La humildad en primer lugar te libera. Jesús se da cuenta que la gente de esa época buscaban por todos los medios ocupar los mejores lugares y posiciones, hoy en día sucede lo mismo, son muchos los que viven en competencia tratando de mostrarse como mejores y superiores a los demás. Esto sucede incluso en la propia iglesia, muchos hermanos tratan de mostrarse más espirituales que los otros, haciendo resaltar sus dones y cualidades. Para esta gente la imagen y posición es muy importante, viven cuidando su reputación, están obsesionados por quedar bien ante los demás. Estas personas pierden su libertad, se esclavizan al orgullo y al amor propio, por eso son más vulnerables e hipersensibles, fácilmente pueden sentirse avergonzados y ridiculizados
En cambio los humildes son libres de estas debilidades, no les interesa demasiado su propia imagen, ni les importa mucho recibir preferencia o un trato especial, no buscan los aplausos de la gente, por eso el ataque o el menosprecio de algunos no les duele demasiado, ni se recienten fácilmente. El humilde experimenta más libertad, es más seguro de si mismo, más fuerte y maduro en sus emociones, su ego está controlado y por lo tanto están más dispuestos a entregarse a los demás y a amar antes que amarse a sí mismo.
La humildad nos quita mucho peso de encima, nos libra de muchas complicaciones innecesarias, hace que nuestro camino sea más sencillo y por lo tanto más feliz. Jesús no se equivoco cuando dijo “Dichosos los humildes”, pues solo los que poseen está cualidad son capaces de reír con sinceridad

La humildad también te eleva. Jesús recomienda a estas personas que en vez de buscar los primeros lugares, llenando sus corazones de orgullo y exponiéndose al ridículo, busquen más bien sentarse en los últimos asientos, para que su actitud humilde sea recompensada por los demás. La gente común aprecia a las personas humildes, son más tratables, escuchan, no atropellan, y no hablan de sí mismo, todas esas características hacen que caiga simpático, no es raro que se le conceda honores que ellos mismos no buscan, el orgulloso en cambio buscando esos honores muchas veces no lo reciben.
El que se humilla es exaltado, no solo por los hombres sino por el mismo Dios. Una persona humilde está más cerca del Señor, su corazón se doblega fácilmente, se siente débil y necesitado y por eso puede refugiarse y entregarse con mayor libertad en los brazos de Dios.
Aunque parezca que es al revés, el humilde es una persona engrandecida, elevada, que sobresale entre todos y es apreciado por los demás, en cambio el orgulloso es una persona empequeñecida, ridícula, que pierde valor e importancia, a pesar que el hace todo lo posible por sobresalir, pero no lo consigue, su orgullo lo afea y crea un rechazo natural entre la gente.
La humildad nos humaniza, nos hace sensibles a los demás, nos ayuda a morir a nuestro egoísmo y egocentrismo, nos prepara para amar, nos ayuda a poder entregarnos con libertad, pero sobretodo, la humildad nos une profundamente a Dios

La humildad te acerca a los menospreciados. Jesús desea que siempre tomemos en cuenta a los necesitados y menospreciados, por eso nos anima a que abramos nuestro corazón y nos acerquemos a ellos, pues solo de esa manera mostraremos que somos realmente humildes. El desprecio y la discriminación es muestra de un corazón orgulloso. Es una lástima que exista tantas personas que menosprecian a los demás por su color de piel, su nacionalidad, su sexo, su nivel social, etc. Aquellos que hacen esto no reflejan para nada la verdad del evangelio, y aunque se llaman así mismos cristianos en verdad no lo son.
Jesús no solo nos pide que “ayudemos” a estas personas, sino que convivamos con ellas, que le hagamos sentir cercanos a nosotros, es de esta manera cuando nuestra humildad es puesta a prueba. Es muy fácil dar algo material, pero es más difícil dar el corazón, es muy fácil darles pan para que coman, pero es más difícil invitarlos a comer con nosotros, y permitir que compartan nuestra mesa y disfruten lo que nosotros disfrutamos.
Nos gusta estar cerca de nuestros amigos y parientes, eso no está mal, pero Jesús desea que también abramos nuestro corazón a los menospreciados, y permitamos que ellos experimenten nuestra cercanía. Solo los humildes son capaces de hacer esto, y cuando lo hacen disfrutan del verdadero sentido de la vida, que es darse a los demás.

La humildad trae recompensa. Ser humilde nos hace feliz, nos libra de tantos males, principalmente de nuestro egoísmo. En sí misma la humildad nos trae recompensa en la vida, nos ayuda a relacionarnos mejor con los demás y a encontrar satisfacción espiritual.
Sin embargo hay un beneficio mayor que la humildad nos otorga. La Biblia enseña que el Señor promete recompensar a los humildes, no necesariamente en esta tierra sino en la eternidad. ¿Cuál es esa recompensa?, la recompensa es el cielo.
La humildad nos abre las puertas del cielo de par en par, pero no pensemos que la humildad es una cualidad que nosotros podemos desarrollar, o que está en nosotros y solo hay que dejarla fluir, no, la humildad es un fruto de Dios, solo el Espíritu Santo lo puede producir.
Si la humildad nos abre las puertas del cielo podemos terminar creyendo que si nos esforzamos por ser humilde ganaremos la vida eterna, no hay nada más falso que esto, NADIE PUEDE SER HUMILDE DE VERDAD SI ES QUE PRIMERO NO SE ENTREGA A DIOS Y PERMITE QUE EL CAMBIE NUESTRO CORAZÓN EGOISTA Y PONGA EN NOSOTROS UN CORAZÓN HUMILDE, solo entonces la humildad se manifiesta en nosotros.
Es Cristo el que nos salva y nos lleva al cielo, si creemos en él nuestra vida es transformada y morimos a nosotros mismos, como consecuencia la humildad se hace evidente en nuestra conducta y de esa manera reflejamos en algo el carácter de Dios.
Busca al Señor cada día más, entrégale tu vida y verás que Jesús te moldeará y te hará como él, y serás humilde y sencillo de corazón, “Aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas” (Mateo11:29), este es el secreto para ser humilde, experiméntalo.

PARA PROFUNDIZAR
Lee Mateo 5:3-5 ¿Qué características tienen los humildes? ¿Por qué crees que los humildes son dichosos? ¿Por qué crees que el Señor promete su reino a los humildes?

lunes, 3 de septiembre de 2007

CRISTO NOS HACE LIBRES

Por Alberto Valdivia

La libertad es lo que las personas más anhelan en la vida, todos deseamos ser libres de las presiones, la intolerancia, las normas tradicionales. Pero sobretodo los jóvenes desean ser libres de la protección, las reglas y las cosas anticuadas que imponen los adultos. Todos de alguna manera buscamos la manera de vivir en libertad y romper con todas estas cosas.
Creemos que la libertad la encontramos rompiendo con las ideas anticuadas y entregándonos sin limite alguno al placer y al deseo, cuando lo hacemos sentimos que hemos roto con "ataduras", "prejuicios" y demás tonterías que lo único que hace es limitarnos.
Pero pronto nos damos cuenta que nuestra supuesta libertad no produce los efectos esperados, rápidamente la emoción por haber roto con todas las ideas tradicionales se esfuma y nos acostumbramos a nuestra nueva forma de vida, sin embargo tampoco encontramos satisfacción y paz al vivir así, ya no hago lo que la moral o la religión impone sino lo que me da la gana, sin embargo tampoco soy feliz, me siento tan vacío y esclavo como antes ¿Qué ha pasado?
Hemos entrado a otro tipo de esclavitud aún peor, la esclavitud de la sensualidad, la carnalidad; entregarnos a los placeres y los deseo esclaviza nuestro corazón. Ahora nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros sentidos solo buscan experimentar lo que el mundo ofrece, y eso nos esclaviza. En realidad lo único que hemos hecho es cambiar de amo
Entonces ¿Dónde podemos encontrar la verdadera libertad?
Jesús dijo: "El que hace pecado esclavo es del pecado… así que si el hijo os libertaré seréis verdaderamente libre" (Juan 8:34-36).
La esclavitud está en el corazón, si cambias tu forma de vida y no cambia tu corazón nunca serás libre de verdad.
Un ratón tenía miedo de todo, era un cobarde, entonces le pide a Dios que lo traslade a una casa con luz y aire y ya no en su hueco oscuro, Dios cumple su deseo y lo lleva a una hermosa casa, pero cuando está en ese lugar nuevamente su corazón se llena de temor pues se encuentra con un gato feroz, entonces desea volverse un gato y así perder su miedo, Dios cumple su deseo y se vuelve un gato, pero pronto se encontró con un perro y volvió a tener temor, entonces deseo ser un perro, y Dios lo volvió a conceder su deseo, pero pronto siendo ya un perro se encontró con un tigre y volvió a pedirle a Dios que lo convierta en un tigre, pero esta vez su deseo no se cumplió, Dios lo miró fijamente a los ojos y volvió a convertirlo en un ratón, entonces muy molesto y alzando la voz reclamo al cielo diciendo ¿Por qué no me has escuchado?, Y Dios le contestó: Aunque cambie tus circunstancias, aunque cambie tu apariencia, tu siempre serás un ratón.
Es nuestro corazón el que tiene que cambiar para que podamos verdaderamente ser libres, y el único que puede hacerlo es Dios. Pruébalo y verás

lunes, 18 de junio de 2007

DIOS TAMBIÈN ES PADRE

Por Alberto Valdivia (sermón del 17/06/207)

Recuerdo el día que estuve en el hospital con mi esposa en el momento en que dio a luz, me parece que sucedió ayer. Escuchar el llanto de mi hijo al nacer, mirarlo en la incubadora tan pequeño e indefenso despertó en mi un sentimiento nuevo, un instinto que hasta ese momento me era desconocido. Ese día fui Padre y mi vida cambio por completo. Desde aquel momento he ido creciendo en este camino de la paternidad, muchas veces equivocándome pero siempre confiando en que Dios me dará las fuerzas para cumplir con mi labor

La palabra Padre en griego y en latín viene de una raíz que tiene tres significados:
Nutridor, el que alimenta, tanto el cuerpo como el alma,
Protector, el que cuida, el que da resguardo
Sustentador, el que sostiene, el que anima, el que da fuerza

Todos necesitamos de un padre (aún los animales), es por eso que Dios nos ha dado un padre terrenal a todos, ellos tienen la responsabilidad de llenar vacíos en nuestras vidas, de guiarnos, protegernos, y sustentarnos. La tarea de un padre no es solo alimentar, vestir y proveer lo económico, su labor más importante es ayudarnos a desarrollarnos íntegramente como personas, darnos un modelo de vida, darnos apoyo emocional y espiritual principalmente en nuestros primeros años

Sin embargo, siendo nuestros padres humanos, muchas veces no logran cumplir con sus responsabilidades a cabalidad, se equivocan, eso causa frustración, resentimientos y dolor en el corazón de muchos hijos
¿Qué podemos hacer ante esta situación?

HAY QUE RECONOCER QUE TENEMOS UN PADRE EN LOS CIELOS QUE SIEMPRE ESTARÁ A NUESTRO LADO


“Aunque mi Padre y mi madre me abandonen, tú Señor, te harás cargo de mí” (Salmo 27:10)

En realidad él es nuestro verdadero Padre, ha delegado algo de sus funciones a nuestros padres terrenales, pero si ellos no pueden cumplirlo, Dios toma esa función paternal que le pertenece primariamente a él. Nuestros padres pueden dejar de actuar como tales, ya sea por que abandonan sus responsabilidades paternales, ya sea porque priorizan lo económico y tienen que dejarnos para encontrar sustento para nosotros en lugares lejanos, ya sea porque cometen errores en sus vidas y nosotros nos vemos afectados o simplemente porque mueren. En medio de esa situación debemos de recordar que nuestro verdadero Padre sigue con nosotros, que cuando nuestros padres terrenales se ausentan o no funcionan como tal, tenemos a Dios quien asume total y plenamente esa función. Jamás debemos sentirnos abandonados o desdichados por esa carestía, encontremos en el Señor el calor de Padre que nos hace falta.

TENEMOS QUE SABER QUE DIOS ES UN PADRE QUE NOS CONOCE PERFECTAMENTE Y QUE ESTÁ DISPUESTO A MOLDEAR NUESTRAS VIDAS

“Señor tú eres nuestro Padre, nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero, todos fuimos hechos por ti mismo” (Isaías 64:8)

Dios como Padre, asume la función de Alfarero, nos acaricia (afecto), nos moldea (forma nuestro carácter), y nos vuelve instrumentos útiles. Él tiene el poder para hacerlo.
Debemos de relacionarnos profundamente con nuestro Padre Dios, y encontrar en él todo aquello que no encontramos en nuestros padres terrenales.
En realidad, cada padre terrenal debería de aprender de Dios la paternidad, él es el modelo que todos debemos de imitar, es nuestro deber replicar el corazón amoroso de Dios en nuestras vidas para que nuestro hijos reciban el amor de verdad. Cada padre debería de mantener una relación cercana e íntima con el Señor y aprender de él el amor.

Si comenzamos a ver a Dios como realmente nuestro Padre, y buscamos en él llenar nuestros vacíos, entonces aprenderemos a ver a nuestros padres terrenales con misericordia, con comprensión, a no exigirles aquello que no son capaces de dar, y más bien podremos tener las fuerzas de reconciliarnos con ellos, perdonándoles por habernos fallado y herido. Que así sea.

jueves, 14 de junio de 2007

EL CRISTIANISMO: ¿ABURRIDO, FALSO E IRRELEVANTE?

Por Alberto Valdivia Cier

(sermón del 12/06/2007)

En cierta oportunidad un amigo colombiano me vio comiendo un seco con frejoles, le pareció un plato desagradable por su color, su primera impresión fue de rechazo, sin embargo a insistencia mía probó el plato y cambio de opinión, a tal punto que se pidió un seco y se quedo maravillado por su sabor.
Igualmente muchos experimentamos la fe de esta misma forma. Cuando vemos el cristianismo de lejos, solo la cascara y la apariencia, puede que no nos atraiga, pero si damos el paso de experimentarlo y comprenderlo tal cual es entonces surge un atractivo hacia el.
Muchas veces al ver a cristianos e iglesias muertas, que reflejan un estilo de vida monótona y anticuada, hace que nos formemos un concepto equivocado del cristianismo. No es a la iglesia ni a los cristianos a quien debemos de experimentar, sino a Cristo y su evangelio. Debemos de examinar y vivenciar a Jesús, solo así el cristianismo se vuelva real y valedero para ti.
Se cuenta que una joven leyó un libro y no le gusto, pensó que era un libro muy aburrido, pero un día conoció al escritor, se enamoró de él, volvió a leer el libro y le pareció el libro más maravilloso del mundo. Igualmente cuando conocemos a Jesús y nos enamoramos de él, la fe cristiana se vuelve atractiva, entendible, verdadera. La clave es encontrarnos con aquel que es el centro de nuestra fe, él inspira nuestra vida y hace que el cristianismo tenga sentido. Recuerden; Cristianismo sin una relación vital con Cristo aburre y cansa

¿Por qué otros afirman que el cristianismo es falso? Mayormente esto sucede porque la gente no se ha tomado el tiempo de investigar, comparar, y comprender el fundamento de la fe cristiana y solo se quedan con ideas falsas de lo que el cristianismo es. Muchos escuchan argumentos de otros y sin mayor evaluación lo aceptan, otros evalúan la fe cristiana a través de los aciertos y fracasos de los cristianos, lo cual es una forma errada de entender la fe ¿Nadie puede desechar una formula matemática porque ciertos hombres la han aplicado mal y han hecho malas operaciones?, es necesario evaluar la formula, el concepto, la verdad y no a quienes tratan de aplicarlo. Igualmente nadie debe de desechar el cristianismo porque los cristianos reflejan contradicciones. Es necesario evaluar, comprender y vivenciar los principios cristianos para saber si en realidad es la verdad.
Tampoco basta con tener solo un conocimiento intelectual de la fe, sino también un conocimiento experimental. Conocemos que el fuego quema no solo cuando entendemos la naturaleza y efectos del calor, sino principalmente cuando tenemos la experiencia de tocar el fuego y sentir que quema. Igualmente es con la fe, necesitamos entender la persona de Jesús y su mensaje, pero igualmente necesitamos experimentarlo para poder tener un conocimiento cabal del cristianismo y poder concluir si es verdad o es mentira.

Por último, hay aquellos que piensan que el cristianismo es irrelevante para el hombre de hoy, que quizás fue bueno para el hombre antiguo pero que para hoy es un obstáculo para la modernidad y el desarrollo humano. Los que piensan así no comprenden que todo el desarrollo y la libertad que experimenta el mundo occidental se lo debe al cristianismo, fue la fe cristiana quien sembró el valor del amor, la compasión, el perdón, la libertad, la tolerancia, la igualdad, etc., a base de estos valores cristianos nuestra sociedad a desarrollado su moral y filosofía. En otras regiones del mundo, donde han prevalecido otras religiones hasta hoy en día no han logrado alcanzar estos valores (por ejemplo en el mundo musulmán, en la india o en la China). El occidente, es lo que es gracias al cristianismo. Por lo tanto el cristianismo sigue siendo relevante, pues subsiste en la forma de ser y pensar de cada uno de nosotros. ¿Dónde se origina ese sentimiento caritativo que todos tienen o aspiran tener?, ¿Por qué valoramos tanto el perdón y la reconciliación entre los seres humanos? ¿Por qué reconocemos que la libertad es un derecho y una necesidad humana? ¿Por qué estamos convencidos que el racismo y la discriminación es una conducta mala? ¿De donde surgen estos conceptos morales? ¿Cuál es su origen?, El origen es Cristo y su evangelio. Antes del cristianismo estos valores no eran conocidos, o no eran vividos de la forma en que Jesús lo vivió y enseño, incluso en el paganismo, la caridad y el perdón era muestra de debilidad y no le reconocían valor alguno, la libertad no era un concepto desarrollado y la tolerancia era casi inexistente en sus sistemas sociales.
Los valores del reino de Dios lo vemos plasmado en cada esquina de nuestras ciudades, la Cruz roja y otras agencias internacionales de ayuda se inspiran en el evangelio, los Boys Scout y la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) tienen un origen cristiano, las universidades son un invento de las antiguas comunidades monásticas, etc.
Lo que sucede es que el hombre moderno desea seguir su camino sin Jesús, y solo quedarse con los valores y la verdad que él nos ha dejado, pero poniendo de lado al Señor de la verdad. Eso no funciona, el amor, la tolerancia, el perdón, etc., solo pueden aplicarse correctamente cuando gira alrededor del evangelio, cuando se saca de lado a Jesús, y se coloca al hombre como verdad central es fácil pervertir estos valores y caer en libertinaje y en extremos equivocado. Eso es lo que vemos que esta sucediendo hoy en día.
La tolerancia se a convertido en “aceptar todo y a todos”, la libertad en libertinaje, en nombre de la igualdad se busca globalizar el mundo afectando la cultura y la forma particular de ser de cada nación. Ahora más que nunca es relevante el evangelio, para dar sentido a los valores, para que funcione bajo la dirección y guía de Jesús, quien tiene y es la única verdad.

Además el cristianismo sigue siendo relevante porque sigue dando respuesta a las grandes necesidades humanas. El hombre con toda su tecnología y avance no ha logrado superar el vació y el mal que hay dentro de él, el hombre necesita de Dios. Hoy Jesús sigue transformando vidas, está vigente, actúa a diario, millones de personas experimentan su presencia y encuentran paz, perdón y transformación. Millones dan testimonio de cómo Jesús vive en sus corazones y cambia vidas. ¿Cómo podemos pensar que el cristianismo no es relevante para hoy?

San Agustín dijo “Hay en el corazón del hombre un vació que solo Dios puede llenar”, mientras el hombre tenga ese vació y Jesús pueda llenarlo, entonces él seguirá siendo relevante.
Jesús dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6) él se presenta como la respuesta a las grandes necesidades humanas.

1. EL HOMBRE NECESITA DIRECCIÓN, UN CAMINO,
UNA ORIENTACIÓN

Él dijo “YO SOY EL CAMINO”. Jesús da orientación a nuestra vida, le da un rumbo, le da un motivo. Muchos viven por vivir, no han encontrado sentido a su existencia. Jesús desea penetrar en nosotros para dirigirnos. No estamos en esta vida por nada, Dios tiene un propósito con nosotros. Jesús nos muestra que estamos en esta vida para dar y para amar, Jesús quiere ayudarnos a cumplir con esa misión y desea revelarnos como podemos cumplirla específicamente. Por eso necesitamos seguirle, para ser guiados por él. Sin Jesús estamos a oscuras, caminamos a tientas, con él encontramos dirección y sentido.

El Príncipe Carlos de Inglaterra declaró en una ocasión lo siguiente “a pesar de todos lo avances de la ciencia, en lo profundo del alma (si puedo atreverme a usar esta palabra) existe un persistente e inconsciente ansiedad de que algo nos falta, como un ingrediente que hace que valga la pena vivir”
Eso que nos falta es Dios, solo él da dirección y sentido a la vida. Pero no solo eso, también llena nuestros vacíos y carestías interiores

El famoso cantante de Rock, Freddie Mercury, que murió en el 91 se preguntó en una de sus últimas canciones: ¿Hay alguien que sepa por qué estamos viviendo? A pesar de que él había acumulado una gran fortuna y había atraído a miles de aficionados, admitió en una entrevista, poco antes de su muerte, que él estaba desesperadamente sólo. Dijo: “Usted puede tener todo lo imaginable en el mundo y seguir siendo una persona solitaria. Entre las clases de soledad, ésta es la más amarga. El éxito me ha traído fanáticos de todo el mundo y millones de dólares, pero me impidió tener lo único que todos necesitamos – una relación de amor constante”.

Freddy Mercury tenía razón al hablar de una “relación duradera” como aquello que todos necesitamos, pero ninguna relación humana satisface completamente, ni dura para siempre. Siempre hay algo que hace falta porque fuimos creados para vivir en una relación con Dios. Jesús dijo “YO SOY EL CAMINO”, él es único que puede llevarnos a una relación personal con Dios, y de esa manera encontrar en esa relación con nuestro creador la felicidad y la llenura espiritual que no tenemos.

2. EL HOMBRE NECESITA LA VERDAD EN MEDIO DE SU CONFUSIÓN

El dijo: “YO SOY LA VERDAD”. Toda la verdad esta en él, las mejores filosofías, los mejores argumentos, los mejores conceptos no se comparan en nada a lo que Jesús enseño y mostró en su vida. Él fue un revolucionario, sus ideas fueron revolucionarias. Por ejemplo el principio del amor sacrificial que Jesús enseñó fue único, él enseñó que debemos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, incluso amar a nuestros enemigos, que debemos de servir y no ser servido, que debemos de entregar nuestras vidas por nuestros amigos, pero no solo lo enseñó, él lo vivió. En su muerte en la cruz nos dejo el mejor ejemplo de sacrificio y de amor que podemos imaginarnos. Hay verdad en sus enseñanzas, hay verdad en sus obras y acciones. Nadie que lea los evangelios puede dejar de admirar el peso de verdad que está contenido allí.
El hombre busca la verdad en el lado equivocado, por eso muchos está perdidos, siguiendo ideas y conceptos novedosos pero que no les ayuda a elevarse como seres humanos, solo aquellos que van a Jesús y beben de su verdad encuentran una forma de vida liberadora y elevada.

Sin embargo, cuando Cristo dijo: Yo soy la verdad, hablaba de algo más que verdad intelectual. Jesús hablaba en el sentido hebreo de una verdad experimentada. La verdad de Dios no afecta solo las ideas, no es filosofía, es primordialmente vivencial. Las verdades del evangelio son para vivirlas no solo para entenderlas, eso lo hace único e inigualable. Ven a Jesús Él es la verdad.


3. EL HOMBRE NECESITA VIDA EN MEDIO DE SU MUERTE Y OSCURIDAD

En 1960, el millonario James McGill de California murió. Dejó instrucciones detalladas sobre como su cuerpo debía ser congelado y conservado con la esperanza de que los científicos en el futuro podrían encontrar la cura para la enfermedad que le llevó a la muerte, a partir de ese momentos cientos de millonarios han hecho lo mismo.

El hombre busca la forma de huir de la muerte, pero no puede, la muerte está en nosotros, sin embargo hay algo peor que la muerte física y el hombre no hace ningún intento serio por derrotarla, es la muerte espiritual. Hay millones que tienen vida en sus cuerpos pero en sus corazones están muertos, hay oscuridad y tristeza en ellos.
Jesús ha venido a librarnos de la muerte, ha venido a traernos vida. Él dijo “YO SOY LA VIDA”, la vida que el ofrece primeramente es la vida espiritual, aquella que invade el alma más oscura y triste y la convierte en un corazón alegre, lleno de paz y de esperanza. Todo aquel que abre su corazón a Jesús experimenta esa vida en su interior. Es triste ver como la gente se pierde de esta gracia que Jesús frece a todos aquellos que le buscan, muchos viven vidas apagadas y derrotadas pudiendo experimentar la felicidad y el gozo que Cristo ofrece.
También Jesús nos promete la vida eterna, la vida después de la muerte. Jesús dijo que nuestros cuerpos muertos resucitarán y serán transformados para nunca más morir y nunca más sufrir, así habitaremos eternamente con Dios en las moradas celestiales. ¿Hay una esperanza mejor que está?

Jesús no es aburrido, ni falso, ni irrelevante, todo lo contrario, seguirlo a él es lo más excitante y maravilloso que pudieras experimentar, en él está toda la verdad y en él encontramos todo lo que nuestras almas necesitan. Ven compruébalo, no pierdes nada intentándolo.

¿QUE HACE JESÚS CUANDO SUFRIMOS?

Por Alberto Valdivia Cier

Texto: Lucas 7:11-17 (Sermón del 14/06/2007)

Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: No llores.
En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús le dijo al muerto: Joven, a ti te digo: ¡Levántate!
Entonces el que había estado muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a la madre. Al ver esto, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a Dios, diciendo: Un gran profeta ha aparecido entre nosotros. También decían: Dios ha venido a ayudar a su pueblo.

Hay momentos críticos en nuestra vida en la que sentimos que Dios está lejos de nosotros y que lo hemos perdido todo. En esos momentos muchas veces nos llenamos de frustración y podemos hasta perder la fe. Jesús se encuentra con una mujer que pasaba una situación parecida, ella era viuda y su único hijo acababa de morir, no solo había perdido a su ser querido sino que también desde ese momento ella quedaba en absoluto desamparo. ¿Se pueden imaginar el dolor y la desesperanza que esa mujer experimentaba?.
Pero la presencia de Jesús lo cambia todo, él trae esperanza. David decía en el salmo 23, "aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo, tu vara y tu callado me infundirán aliento". Jesús alienta nuestra vida en el momento más difícil y oscuro.
Veamos como Jesús ayudo a esta mujer y visualicemos como él nos puede ayudar en situaciones similares.
Jesús mira a la mujer. La observa y se compadece de ella. No es indiferente, atiende su necesidad. Dios nunca nos ignora, él está siempre cerca, más aún si estamos sufriendo.
La mirada de Cristo es compasiva y amorosa, no es acusadora ni vengativa. Todos tenemos pecados y faltas que quisiéramos ocultar de Dios pero no podemos, él todo lo ve y todo lo sabe, lo único que podemos hacer es pedir perdón y confiar en su infinita piedad y misericordia para con nosotros
Jesús mira nuestro corazón, no lo hace para buscar lo malo sino lo bueno en nosotros, él busca una pizca de humildad para poder actuar a favor nuestro. La misericordia de Dios está disponible pero es necesario que nuestra vida sea una tierra dispuesta para su amor. Tenemos que humillarnos ante él.
La mirada de Jesús es una mirada de aliento, fuerza y ánimo, disfrutémosla siempre.
Jesús comienza sanando su corazón. Le dice: no llores. El llanto es bueno en la medida que nos ayuda a liberar la tensión pero malo cuando es en exceso y nos adormece y deprime. Jesús se interesa por nuestro estado emocional, nos anima, trata de generar un cambio, busca quitar de nosotros el dolor. Jesús a muerto no solo para salvar nuestras almas sino la integridad de nuestro ser, a cargado sobre sí nuestras "dolencias", ha venido a sanar a los quebrantados de corazón (Lucas 4:18) y a enviado su Espíritu para que nos consuele. Esta muy interesado en que nuestro mundo interior disfrute de paz y armonía, pues sabe que nuestra victoria espiritual depende en gran medida en que nuestro corazón se mantenga fuerte y firme. La misericordia de Dios comienza a actuar en nuestro corazón y luego en nuestra situación, el primer milagro que hace Dios es en nosotros mismos, así que antes de pedir que haga algo para ayudarnos en nuestro problema hay que suplicarle más bien que toque nuestra alma, la renueve para que podamos enfrentar el problema
Jesús se involucra en su problema. Toca el féretro, se mete en el asunto. Hace que todo se pare e interviene en el problema y en el dolor de esta mujer. De esta misma manera Jesús irrumpe en nuestro problema, él nunca se muestra distante, más bien pone su mano sobre nuestro mal y comienza a mover las situaciones a nuestro favor.
Cada vez que Jesús toca algo lo bendice, lo transforma, él toca nuestra muerte y nos da vida, él toca nuestro dolor y nos consuela, él toca nuestra tristeza y nos da gozo, él toca nuestra debilidad y nos da fuerzas. En medio de nuestras tribulaciones deberíamos sentirnos protegidos por él, rodeados de su manto de bendición, quizás podemos creer que estamos solos y que él nos ha abandonado, pero no es así, no escuchemos la voz de la desconfianza, más bien afirmemos nuestra fe en este Jesús que nos ama.
Jesús obra el milagro. En este caso el milagro fue la resurrección del hijo de la mujer, en nuestro caso el milagro que Jesús opere puede ser de otra naturaleza, lo cierto es que siempre debemos de esperar una intervención poderosa a favor nuestro. Nuestra fe o expectativa no debe estar en el milagro sino en el señor de los milagros, él nos dará siempre lo que es mejor para nosotros.
Jesús decía a todo aquel que venía a pedirle un milagro: Si tu puedes creer todo es posible", el accionar milagroso de Dios necesita la participación nuestra por medio de nuestra fe. Debemos de creer que Dios hará grandes cosas en nuestras vidas, a pesar de que el problema sea inmenso, el mal parezca invencible y el pecado sea profundo, debemos de confiar en que Jesús tiene poder para cambiarlo todo para bien de nuestras vidas, tan solo debes de creerlo y confiar como un niño confía en papá y humillarte ante Él.

En cada momento doloroso de nuestra existencia Jesús se hace presente y actúa, dejémonos amar por él, no le pongamos obstáculos a su amor. Recuerden, él ha venido a ayudar a su pueblo.

PARA PROFUNDIZAR

Lee Filipenses 4:6,7 ¿Qué debemos hacer cada vez que tenemos algún problema? ¿Qué sucede cuando oramos? ¿Por qué Dios toca primero nuestro corazón y nuestros pensamientos antes de actuar en el problema?

lunes, 28 de mayo de 2007

LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Por Rev. Alberto Valdivia Cier (sermón del 27/05/2007)

Texto: Juan 17:20-26

En un mundo como el nuestro, tan dividido, tan fragmentado, donde hay pobres y ricos, grandes y chicos, blancos y negros, hombres y mujeres en constante conflicto y pugna, y donde incluso la iglesia de Dios se encuentra también dividida, la oración de Jesucristo a favor de la unidad de los cristianos, es como un bálsamo para nuestras almas, y alimento para nuestra esperanza.

Jesús ora por la unidad de su pueblo, podemos estar seguros que esa petición no quedará sin contestación. Ya podemos ver y sentir como el Espíritu Santo está motivando un deseo de unidad en todo el pueblo de Dios. En ninguna época de la historia se ha visto tanto esfuerzo de parte de los cristianos por buscar la unidad como en estos últimos 50 años.

Pero ¿Qué es lo que impide a los cristianos experimentar la unidad? Hemos recibido al mismo Espíritu Santo, hemos sido hechos miembros del cuerpo de Cristo, tenemos una misma esperanza, tenemos a Jesús como Señor, tenemos una fe viva en Él, hemos sido bautizados y reconocemos a Dios como Padre (tal como Pablo lo declaras en Efesios 4:3-6), es a base de estas cosas recibidas en común, que existe una unidad espiritual entre todos los creyentes.

El problema está en que muchas veces no somos capaces de reconocer está unidad espiritual ya existente, y nos distanciamos unos del otro por asuntos menores y de poca importancia. En el fondo lo que rompe la unidad de los cristianos es la falta de amor, humildad, mansedumbre y paciencia para con el otro. El egoísmo y la actitud de sentirnos superiores a lo demás es lo que verdaderamente nos separa.

Esta actitud de división aparece desde el comienzo de la iglesia. El Apóstol Pablo reprende a los Corintios por dividirse en partidos, algunos decían ser seguidores de Pablo, otros de Apolos y otros de Pedro. En cierta oportunidad Pablo tiene que reprender al propio Pedro quien estaba creando división entre creyentes gentiles y creyentes judíos. Esta tendencia a la división estuvo presente aún durante el tiempo que Jesús caminaba con sus discípulos, recordemos a Juan y a Jacobo buscando una posición prominente entre los apóstoles, pidiéndole a Jesús sentarse a su derecha y a su izquierda, o al propio Juan menospreciando a otros creyentes en Cristo que sin formar parte del grupo apostólico proclamaban el evangelio.

Jesús sabía que este mal penetraría en la iglesia, por eso hace esta oración a favor de la unidad.

Jesús ora para que todos seamos uno. ("…para que todos sean uno.")

La tarea de edificar la unidad es de todos, no de algunos, todos los creyentes sin importar su denominación o tradición deberían de involucrarse en esta tarea, nadie debería quedar afuera. Todo aquel que confiesa que Jesús es el Señor, que tiene a Jesús en su corazón como Dios y Salvador y que esta dispuesto a entregar su vida por causa de su nombre, tiene el llamado de vivir en unidad con su hermano. Al fin y al cabo la unidad es la expresión del amor, si decimos tener el amor de Dios en nuestros corazones este se tienen que evidenciar y mostrar en gestos de unidad.


Jesús coloca la unidad entre Él y el Padre como un modelo de la unidad de los creyentes. ("Padre, así como tú estás en mí y yo en ti", "que sean uno así como nosotros somos uno")

Dios es uno, pero en su ser subsiste tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu santo y aunque hay una unidad en la esencia del ser divino, cada una de estas personas tiene una manifestación y un actuar particular. El Padre, el Hijo y el Espíritu santo se distinguen uno del otro, pero a la vez son uno en esencia. Vemos entonces que en el mismo ser de Dios existe una unidad en la diversidad.

La creación revela este principio, todo ha sido hecho por un solo arquitecto, un solo creador, pero la variedad en todo lo creado es evidente, no hay nada idéntico en el universo, en el ser más insignificante hasta el más complejo se revela este principio de la diversidad. El hombre también ha sido creado con diversidad física, mental y espiritual, por lo tanto la iglesia compuesto por hombres diversos es también diversa. Pablo describe la iglesia como un cuerpo, cuyos miembros, nosotros, somos distintos, con diferentes dones y llamados.

Por lo tanto la unidad por la cual Cristo esta orando, es el mismo tipo de unidad que el experimenta con su Padre, y es la que experimenta la creación entera, una unidad en medio de la diversidad. Dios no busca en su pueblo la uniformidad, es decir que todos tengamos una misma forma, tampoco la unanimidad, es decir que todos pensemos de la misma manera, esto es imposible e innecesario.

Dios desea una unidad entre nosotros en medio de nuestra diversidad, nacido del amor, de la tolerancia y la paciencia, en cierta forma este tipo de unidad es la más valedera, pues siendo más costosa es más valiosa.

Alvin Rogness, un prominente teólogo Luterano en uno de sus escritos dijo:

"He llegado a creer que el Señor ama la diversidad, y que solo podemos entender la maravilla de la unidad cuando abrazamos la diversidad…Así como Dios ha hecho a los seres humanos cada uno diferente del otro, puede ser que las diferentes tradiciones dentro de la iglesia sean hechura de Él mismo"

En cierta forma, podemos decir que nuestras diferencias y nuestras divisiones, aunque no expresan su voluntad perfecta, han sido permitidas y toleradas por Dios. El Señor haciendo uso de su voluntad permisiva ha dejado que estas terribles divisiones se den con el propósito de que su pueblo aprenda y se ejercite en el amor, la tolerancia, el perdón y la humildad. El amor se hace más difícil y complejo cuando hay barreras y heridas que nos distancian, cuando todo es armonía, el amor fluye con demasiada facilidad y por lo tanto no tiene opciones de crecer y profundizarse

El propio amor de Cristo se manifestó en circunstancias parecidas, la condición del hombre caído, distanciado y en enemistad con Dios y lleno de maldad, se convirtió para Jesús en una oportunidad para mostrar la grandeza de su amor.

Este también es nuestro reto, mostrar amor al otro a pesar de nuestras diferencias y diversidad, respetándonos, tolerándonos y aprendiendo a caminar juntos.
La unidad de los cristianos no consiste en mezclar nuestras creencias, eso sería caer en sincretismo, más bien consiste en mantener un dialogo y una actitud de armonía entre todos aquellos que creemos en Jesús, buscando aquello que nos une y no enfatizando en aquello que nos divide.
Jesús ora para que estemos unidos a él, y de esa manera podamos alcanzar la unidad entre nosotros. ("permite que ellos también estén en nosotros")

El amor no es un producto humano, la Biblia declara que Dios es amor, él es la fuente y el origen del amor. Toda capacidad humana para amar proviene de Dios. Fuimos creados a su imagen y semejanza por eso tenemos la capacidad de amar, sin embargo el pecado a deteriorado esta capacidad, y ahora el egoísmo, el orgullo y la maldad que está en nuestros corazones opacan el amor en nosotros. Necesitamos conectarnos nuevamente a Dios, la fuente del amor, para vencer nuestros egoísmos y de esa manera amar plenamente, hasta el punto de morir a nosotros y vivir por los otros, dejar nuestros intereses y pensar en los intereses de los demás, pues es ese el tipo de amor que nos lleva a la unidad.

Jesús dijo: "sin mí nada pueden hacer", esta verdad se aplica perfectamente en el tema de la unidad. Solo cuando Cristo llega a ser el centro de nuestra vida, solo cuando estamos unidos a él y llenos de su presencia es cuando seremos capaces de amar y unirnos a los demás.

Entre más unidos estemos a la cabeza que es Cristo, más unidos estaremos unos a otros como miembros vivos del cuerpo de Cristo, Él es el que nos vincula, Él es la savia que nos une y nos da vida comunitaria. Estar unidos a Cristo tiene que ver con mantener una comunión y relación íntima con él, no basta con tener una creencia o un apego religioso a Jesús, es necesario experimentar una fe viva en él y experimentar su presencia real cada día de nuestras vidas.

En este sentido podemos decir que la unidad de los cristianos surge de la espiritualidad, del encuentro de los Hijos de Dios con su Señor. Nadie que se siente unido con Cristo puede sentirse distante de aquel que experimenta esta misma unión, nadie que confiesa de todo corazón a Jesús como Señor puede dejar de identificarse con aquel que expresa esa misma confesión, nadie que este apasionado y seducido por el amor de Dios dejará de sentirse cercano a aquel que comparte esta misma pasión.

¿Cómo yo un anglicano que ama y sigue a Jesús, puedo dejar de emocionarme e identificarme ante las obras de amor de la madre Teresa de Calcuta, o ante la mirada pura y compasiva de Juan Pablo segundo? ¿Cómo no admirarme de la acción profética y comprometida del pastor bautista Matín Luter King?, ¿Cómo no aplaudir la tarea evangelizadora llevado a cabo por Billy Bragham, Luis Palao, y otros grandes evangelistas? ¿Cómo no levantar las manos en adoración con el pueblo carismático? ¿Cómo no derramar lágrimas al cantar esos antiguos himnos protestantes? ¿Cómo no agradecer a Dios por toda la obra espiritual realizada por miles de hijos e hijas suyas, de todas las denominaciones cristianas, que han entregado sus vidas en sacrificio de amor por la causa del evangelio?.

Me siento unidos a ellos porque me siento unido al Cristo que vive en ellos, por que reconozco y puedo identificar claramente el accionar del Espíritu Santo en sus corazones y en sus acciones.

Jesús pide al Padre que seamos uno para que el mundo mirando nuestra unidad crea en Él. ("para que el mundo crea que tú me has enviado" "permite que alcancen la perfección en la unidad?)

La unidad no es solo para nuestro beneficio, no tiene como único fin hacernos sentir bien y disfrutar de la paz y libertad que trae el compañerismo y la fraternidad. Básicamente Jesús quiere que seamos uno para que el mundo al vernos crea. La división de los cristianos es un escándalo para el mundo y tropiezo para muchos, es el mejor argumento y excusa que el incrédulo tienen para no acercarse al Señor y para criticar y rechazar nuestra fe.

Satanás propicia nuestras divisiones y se complace al vernos distanciados y fragmentados, él sabe que es la mejor forma de hacer inoperante el cristianismo e impedir que el evangelio alcance al mundo entero. "Divide y reinarás" dice el antiguo dicho, y se aplica perfectamente a la estrategia que el diablo usa en contra de nosotros.

La unidad de los cristianos es una prioridad para que la evangelización mundial no tenga obstáculos, para hacer retroceder la oscuridad en el planeta. No es tiempo de estar peleándonos entre nosotros mientras el mundo se pudre en el pecado, el dolor y el sufrimiento se multiplica, y las almas claman por paz y renovación, es necesario colaborar entre nosotros, orar juntos, no atacarnos, respetarnos, aprender de los otros, no empujarnos pues para todos hay sitio, dejar el espíritu competitivo, desarrollar una actitud de tolerancia, dejar de juzgarnos y mas bien dejar todo juicio a Dios, comprometiéndonos a amarnos con sinceridad y amor.

Unámonos en Cristo, el mundo espera, vayamos juntos a proclamar el evangelio.

El Apóstol Pablo nos da una recomendación que ahora es propicio recordar:

"Sean humildes y amables, tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, procuren mantener la unidad que proviene del Espíritu santo, por medio de la paz que une a todos" (Efesios 4:2,3)

Que Dios nos ayude a cumplir con este mandato

Deseo terminar esta reflexión con una oración que se encuentra en el Libro de Oración Común de la Iglesia Anglicana

"Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de paz, danos gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio y prejuicio, y cuanto pudiera impedir una santa unión y concordia, para que así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, una esperanza de nuestra vocación, un Señor, una fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos, así seamos todos de un corazón y un alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad, y con una mente y una voz te glorifiquemos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén

NUESTRA RESPONSABILIDAD CON EL REINO DE DIOS

Por el Rev. Alberto Valdivia Cier


Texto: Mateo 13:31-33;44-52

El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas…El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo, cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo…También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que recoge peces de toda clase, cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan y recogen en canastas los peses buenos, y desechan los malos



Comencemos esta reflexión contestando a esta pregunta: ¿Qué es el reino de Dios?. El reino de Dios es el sistema de gobierno soberano de Dios en todo el universo, es un reino espiritual que está presente ya y que se hace evidente en la tierra a través de la iglesia, es un reino que está en crecimiento y desarrollo, pero su consumación será futura cuando Dios, al final de los tiempos, termine de unir el cielo con la tierra para siempre. Disfrutamos ahora del reino de Dios en parte y en cierta medida, pero lo experimentaremos totalmente y en toda su plenitud en la vida eterna.
En este tiempo terrenal en el que vivimos, Jesús desea no solo que nos beneficiemos del reino de Dios sino que también nos comprometamos con su desarrollo. ¿Cuál es el papel que nos toca cumplir con relación al reino de Dios?, Jesús responde a esta pregunta a través de está serie de pequeñas parábolas. Hoy vamos a ver tres de ellas y aprender algunas de nuestras responsabilidades como miembros del reino
Debemos de involucrarnos en la extensión y construcción del reino de Dios. El reino es como un grano de mostaza que crece y se hace grande y que acoge a todo aquel que quiere buscar a Dios, es nuestro deber hacer todo lo que nos compete para que el reino se haga grande y alcance a todas las naciones y a todos los hombre ¿Cómo podemos hacer eso? Mostrando en nuestras vidas los valores del reino, compartiendo el evangelio de Jesús a toda criatura y mostrando nuestra fe en hechos concretos de amor, Jesús resumió todo esto cuando dijo "por sus frutos lo conoceréis", necesitamos mostrar frutos para que el mundo crea. También debemos de tener un espíritu de sacrificio para dar prioridad a los asuntos del reino, el reino es como un tesoro de gran valor para nosotros, por lo tanto debemos de estar dispuesto a dejar muchas cosas a favor del reino, Abraham dejó su tierra y estuvo a punto de sacrificar a su propio hijo, Moisés dejó su posición dentro de la corte del Faraón, los apóstoles dejaron sus redes (trabajo), ¿Qué estamos dejando nosotros?, ¿Quizás tu tiempo, tus intereses, tus recursos?, Jesús nos dice "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y lo demás será añadido", nuestro interés primordial ha de ser el reino y no las añadiduras. Debemos de dar acceso al reino a todos sin distinción de ninguna clase. Jesús nos pide que echemos la red del evangelio a toda clase de personas, no podemos hacer distinciones o movernos por nuestros prejuicios, a quien le toca juzgar a los hombres es a Dios y no a nosotros, lo que nos compete es ser testigos del reino y facilitar a nuestros semejantes la entrada a la presencia de Dios, debe morir en nosotros el racismo, el machismo, el feminismo, la xenofobia, y toda clase de mal que separa o busca hacer distinción entre los seres humanos. En Cristo ya no hay diferencia entre los hombres, ese principio debe de regir nuestras acciones como cristianos.
Que Dios nos ayude a ser constructores y representantes dignos del reino de Dios aquí en la tierra

Oración
Señor, que venga a nosotros tu reino y que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo

Preguntas para profundizar
1. ¿De que forma particular puedes colaborar con la construcción del reino de Dios?
2. Lee Romanos 14:17 ¿Cuáles son los valores del reino que debemos de enfatizar? ¿De que forma estos valores pueden transformar la vida de los demás?

martes, 15 de mayo de 2007

COMO DESARROLLAR Y FORTALECER NUESTRA FE

Por el Rev. Alberto Valdivia Cier
Texto: Mateo 14:22-33
La barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. ¡Es un fantasma!, Gritaron de miedo. Pero Jesús les dijo en seguida: ¡Cálmense! Soy yo, no tengan miedo. Señor si eres tú, respondió Pedro, mándame que vaya a ti sobre el agua. Ven, dijo Jesús. Pedro bajo de la barca y caminó sobre el agua en dirección de Jesús. Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ¡Señor sálvame!. En seguida Jesús le tendió la mano y, sujentándolo, lo reprendió: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?.
Cuando subieron a la barca, se calmó el viento, y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.



La fe es el medio que Dios a establecido para mantener y desarrollar nuestra comunión con Él, y para recibir sus bendiciones, pues “sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:6). Un creyente que tiene una fe débil siempre mostrará ansiedad, temor por los problemas, inconstancia, inseguridad y una actitud negativa y pesimista de la vida. En cambio el creyente que tiene una fe fuerte mostrará una confianza ciega en lo que Dios a prometido en su palabra y por ello tendrá una actitud tranquila y positiva ante los problemas de la vida. Todos debemos de anhelar tener una fe fuerte y firma, pues esa es la clave para tener una vida cristiana victoriosa. Aprendamos cuales son los principios básicos para desarrollar nuestra fe y fortalecer nuestra confianza en Dios.
Tenemos que evitar llenarnos de temor. Los discípulos tuvieron miedo, su temor le hizo ver exageradamente la situación (creyeron que Jesús era un fantasma), gritaron y se desesperaron, Jesús les dice: Cálmense. En cualquier circunstancia que pasemos debemos buscar la calma, pues en la calma y quietud la fe se manifiesta, en el temor e intranquilidad la fe se opaca. El temor nos hace ver "fantasmas" donde no lo hay y en ese estado de perturbación lo único que surge son malas decisiones. Por eso lo primero que debemos de hacer es orar, y pedir al Señor su paz, pues sobre el fundamento de la paz la fe se podrá desarrollar. Busquemos en la Palabra de Dios la motivación para nuestra fe. Pedro quiere andar sobre las aguas pero necesita que Jesús diga una Palabra, Jesús le dice "ven", y entonces Pedro pone su fe en la Palabra escuchada y camina sobre las aguas, este procedimiento es el que debe ponerse en acción para desarrollar nuestra fe. La escritura dice que la fe es por el oír la Palabra (Romanos 10:17), la Palabra de Dios es la que nos impulsa a creer, la que motiva y desarrolla nuestra confianza en Dios, leámosla, meditémosla y vivámosla, de esa manera nuestra fe se hará cada vez más fuerte. No veamos las dificultades que nos rodean, más bien pongamos nuestros ojos en Jesús. Pedro caminaba muy bien sobre las aguas mientras ponía su atención en Jesús, pero cambió su mirada y la dirigió a su alrededor, se llenó nuevamente de temor, inmediatamente se hundió. Debemos de aprender a no mirar nuestras circunstancias sino a Dios en medio de las circunstancias. ¿Si Abraham hubiera persistido en ver la vejez e infertilidad de su esposa, nunca hubiera tenido fe en que Dios le daría un Hijo? ¿Si Moisés hubiera persistido en mirar su tartamudez nunca hubiera tenido fe en que Dios lo usaría para liberar a su pueblo? Dejemos de mirar las imposibilidades y pongamos nuestra confianza en el Dios que todo lo puede. Debemos de convencernos que Dios está de nuestro lado, que aún en los momentos más oscuros Él está allí para alumbrarnos. Pedro se hunde pero Jesús le extiende su mano. Recordemos que Dios siempre está con nosotros para ayudarnos. David escribe en el Salmo 23 "aunque ande en valle de sombra de muerte, tú estarás conmigo", Él nunca nos desampara, por eso debemos de caminar sintiéndonos siempre acompañados de nuestro Dios, eso hará que nuestra fe sea firme. Hagamos lo mismo que los apóstoles, doblemos nuestras rodillas y adorémosle por su presencia y cuidado para con nosotros.

Oración
Señor, quiero confiar eternamente en ti, quiero sentirme un niño entre tus brazos de Padre

Preguntas para profundizar
1. ¿Cuáles son las circunstancias que te dan más temor en la vida?
2. Lee Romanos 4:19-21 ¿Qué hizo Moisés para vencer su incredulidad? ¿Qué puedes hacer tú para vencer tu incredulidad y temores?

LA ALEGRÌA DE COMPARTIR


Por el Rev. Alberto Valdivia Cier


Texto: Mateo 14:13-21

Al atardecer se les acercaron sus discípulos y le dijeron: Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer. No tienen que irse - contesto Jesús - denle ustedes mismos de comer. Ellos objetaron: no tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados. Tráiganmelo acá - les dijo Jesús. Y mandó a la gente que se sentarán sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a sus discípulos, quienes lo repartieron a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron.


En un mundo tan egoísta e individualista como el nuestro se hace cada vez más necesario que la gente aprenda el valor de compartir. Todos desean tener y recibir pero muy pocos son capaces de desprenderse de lo suyo para dárselo a los demás. Los cristianos deberíamos siempre estar dispuesto a dar, a entregar de lo nuestro a nuestro prójimo, como lo hizo nuestro Señor Jesús.
La práctica de compartir no aparece espontáneamente, es necesario que exista un proceso en la que la persona poco a poco va sensibilizándose con la necesidad del otro. En este relato en que se muestra a Jesús alimentando a cinco mil personas podemos apreciar claramente este proceso.
Para compartir debemos tener compasión por el dolor de los demás. El acto de dar es motivado no por obligación, no por guardar apariencia, sino por amor. Jesús vio a la multitud y tuvo compasión de ella, esa es la clave, darnos el tiempo de mirar a los demás y sus necesidades y no centrarnos solo en nosotros. De esa mirada surge la compasión que no es solo un sentimiento sino una identificación.
Para compartir debemos no solo pensar en el otro sino hacer algo por ellos. Los discípulos vieron la necesidad y buscaron facilitarles el camino para que cada uno trate de resolver su problema, fue un buen paso pero no el ideal, Jesús los lleva a un nivel superior de amor y le dice: denles de comer. No basta con detectar el problema en los otros, sentir tristeza y dolor e identificarse con ellos, es necesario hacer algo para aliviar sus necesidades. El amor tiene que llevarnos a la acción para que sea genuino.
Para compartir debemos de estar dispuesto a entregar lo que tenemos. Los discípulos tenían solo cinco panes y dos peces y pensaron que eso no era suficiente, ellos querían comer esa ración y no estaban dispuestos a compartirla. Jesús rompe con su egoísmo, toma los panes y los peces y lo reparte. Debemos de dar aún de lo poco que tenemos, nuestra propia carestía no es una excusa, no hay nadie tan pobre que no tenga algo para compartir. El egoísmo es el enemigo que debemos de destruir en nosotros.
Para compartir debemos creer que Dios puede usar lo que entregamos milagrosamente. Jesús hizo el milagro a base de los peces que los discípulos entregaron, él pudo aparecer el alimento de la nada, pero él decidió usar lo que ellos ofrecieron y hacer el milagro. Cada acto nuestro de amor y caridad Jesús lo usa milagrosamente a favor de los demás y lo convierte en bendición, en ese sentido nuestro compartir se convierte en un medio de bien no solo material sino también espiritual. Noten que el pan entregado tuvo un efecto multiplicador, hizo bien a uno y luego a otro y a otro, así también sucede con todo aquello que entregamos a los demás no solo hace bien a una persona sino a una cadena de personas.
Por último, el relato nos dice que todos quedaron satisfechos y contentos. El compartir es un acto de suprema alegría, hace feliz al que recibe el favor y hace feliz al que lo entrega, no hay mayor sentimiento de paz y de satisfacción que la que se produce cuando damos algo de nosotros a nuestro prójimo. No dejes de experimentar esta bendición, comparte con los demás y serás inmensamente feliz.

Oración
Señor, enséñame a entregar de lo mío y a entregarme a mí mismo a los demás


Preguntas para profundizar
1. ¿Cuáles son los obstáculos más fuertes que te impiden compartir con los demás?
2. Lee Hechos 20:35 y Efesios 4:28. ¿Aparte de proveer para los nuestros, por que otro motivo debemos de trabajar? ¿Crees que Dios nos esta planteando el compartir como un objetivo de vida? ¿Por qué?

¿COMO ENCONTRAR DESCANSO PARA NUESTRAS ALMAS?






Por el Rev. Alberto Valdivia Cier



Texto: Mateo 11:25-30

Vengan a mí ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera


Las estadísticas demuestran que nunca en la historia de la humanidad el ser humano ha experimentado tanta depresión y falta de paz como el día de hoy. Existe mucha desesperanza, desilusión, presión y cargas en el mundo moderno, es por eso que las dolencias de tipo mental, emocional y psicológico se han multiplicado preocupantemente. ¿Cómo podemos enfrentar la vida en estas condiciones? ¿Cómo encontrar paz y descanso para nuestras almas?
Jesús nos da la respuesta en esta porción del evangelio.
Él Señor hace un diagnóstico real de las condiciones de los hombres, dice que frecuentemente vivimos cansados o agotados, esto tienen que ver con la fragilidad de nuestros cuerpos y mentes, perdemos en muchos momentos la vitalidad y la energía, entonces necesitamos urgentemente renovar nuestras fuerzas para continuar. También Jesús nos dice que muchas veces nos sentimos agobiados o cargados, esto tiene que ver más con el agotamiento de tipo emocional y espiritual, no solo nuestro cuerpo se desgasta también nuestro ser interior pasa por procesos de deterioro debido al pecado y a la maldad que tenemos que hacer frente cada día de nuestras vidas.
¿Cuál es el camino que Cristo propone para que podamos encontrar descanso y renovación?, Su propuesta es sencilla, él nos dice; VENGAN A MÍ. En Él y solamente en Él podemos encontrar verdaderamente la paz y el descanso para nuestras almas.
Antes de partir Él dijo: "mi paz os dejo", el descanso interior es un regalo de Cristo para nosotros, tenemos que ir a Él para experimentarlo, esa es la condición. Nadie puede renovarse y encontrar quietud para su vida si es que no toma la decisión de ir a Cristo. Pero ¿Qué significa ir a Cristo?
Ir a Cristo es tener un encuentro diario con Él, es mantener "intimidad espiritual" con el Señor, es cultivar una relación personal con nuestro salvador, es salir al encuentro de aquella persona de quien estamos enamorados y experimentar su ternura y presencia.
Jesús compara esta relación íntima que debemos de tener con Él con el yugo, y nos invita a que carguemos su yugo. El yugo es un instrumento que se usa en las faenas agrícolas para unir a dos bueyes, uno experimentado con otros joven que necesita aprender, es un madero que une del cuello a estos dos animales, y en esa unión el uno aprende del otro como arar la tierra.
Jesús nos invita a que nos unamos más a Él, que tomemos su yugo y experimentemos su intimidad y su cercanía y de esa relación estrecha aprendamos de su paz y humildad. Solamente así podemos verdaderamente experimentar descanso para nuestras almas.
El yugo de Cristo, es suave y ligero, estar unidos a Él es un deleite no una carga, deberíamos buscar más el rostro de Cristo para que se acreciente nuestra paz.


Oración
"Señor concédeme la dicha de estar a tu lado todos los días de mi vida y llenarme de tu infinita paz por siempre"


Preguntas para profundizar
1. ¿Qué tipo de oración es la que nos lleva a experimentar intimidad con Cristo y nos permite llenarnos de su paz? ¿Qué experiencias has tenido al respecto?
2. Lee 1Samuel 1: 9-17 ¿Crees que Ana hizo esa clase oración? ¿Cuáles son las características y el fruto espiritual que trae orar de esa manera?