Texto: Filemón 1-20
El perdón es uno de los bienes más valiosos que podemos adquirir en la vida, perdonar nos enriquece, libera nuestras almas de muchos males y produce espiritualidad y santidad.
El fruto más perfecto del amor es el perdón (v.1-7). Filemón era un hombre que tenía mucho amor hacia Dios y hacia los demás, su amor animaba y estimulaba a todos, sin embargo era necesario que ese amor se manifestara en un grado mayor, perdonando a su esclavo Onésimo, quien había huido de su casa, llevándose dinero. No basta con amar a los que nos aman, debemos de amar aún a los que nos hacen daño. Para perdonar es necesario creer que el mal recibido ha producido un bien (v.8-16). Pablo trata de ayudar a Filemón a tener una mirada positiva de la situación, le hace ver que Onésimo se ha convertido a Cristo y que ahora es una persona útil, y que quizás para eso Dios permitió que él sufriera ese mal. Le hace ver que Dios desea que lo perdone y lo reciba nuevamente. Debemos creer que hay un bien detrás de todo mal y por lo tanto no es correcto guardar rencor por aquello que Dios ha usado para hacer su voluntad (ejemplo de José y sus hermanos). Para perdonar es necesario recordar que nosotros tampoco somos perfectos (v. 17-19). Pablo le recuerda a Filemón que él también era deudor, que le debía muchos favores, y que por lo tanto debía perdonar a Onésimo, y en todo caso, si este le tenía alguna deuda que se lo cobre a él, que lo ponga a su cuenta. Nadie es libre de culpa, una ha necesitado ser perdonado y ayudado por otros, debemos de hacer lo mismo por aquellos que nos han defraudado. El perdón produce alegría (v.20). Pablo declara que el perdón de Filemón le iba a producir mucha alegría. El perdonar genera paz y alegría a todos, al que perdona, a quien recibe el perdón y a la comunidad entera. Perdonar es la mejor forma de convertirnos en instrumentos de paz y amor. Ánimo, siempre es posible perdonar, no con nuestras fuerzas sino con las de Dios.